Diciembre, apertura de temporada con Tcherniakov, Gatti, Damrau y Traviata, no necesariamente por este orden. Un fijo en la quiniela del escandalazo.
Enero, Cavalleria sin Pagliacci. Vuelve Harding al mismo título que ya dirigió hace muy poco. Se espera y desea que no vuelva Isotta con las mismas ¿opiniones? que ya profirió hace muy poco.
Febrero, reposiciones de Lucia y de Trovatore. No se saben las fechas de cada reparto, menos mal que La Scala cuida el apartado vocal.
Marzo, reposición de la Novia del Zar que se estrena en Berlín meses antes. Segundo Tcherniakov de la temporada, como en el Real 2012/13, por cierto. ¿Alguien sabe a qué se debe?
Abril, reposición de los Troyanos londinenses. Si solamente hay que ir a un título de la temporada, es a éste.
Mayo, reposición de la Elektra de Aix. Si solamente hay que ir a dos títulos de la temporada, es a Troyanos y a éste.
Junio, reposición del Così de Salzburgo. Villazón de Ferrando, La Scala cuida el apartado vocal.
Julio, reposición del Ory de Lyon. No se saben las fechas de cada reparto, La Scala cuida el apartado vocal, pero si se quiere escuchar a Flórez hay que consultar con la commare Lola o encomendarse a Sant´Ambrogio.
Agosto, septiembre, octubre. En verano hace calor y no convienen las grandes pasiones asociadas a la ópera.
Noviembre, reposición del Simon de Berlín. Pero, ah, es una reposición totalmente justificada y hasta necesaria, quién querría ver por ejemplo el Simon de Strehler cuando se puede ver otra vez (ancora una volta) el de Tiezzi. Y con un especial cuidado en el apartado vocal.
Las reposiciones de los Soldaten de Salzburgo y del Saint Francois de Munich parecen haber quedado para mejor ocasión. De hecho, los títulos presentados cubren un amplio periodo de la historia del género, de 1790 (Così) a 1909 (Elektra), es decir, la friolera de ¡119 años! Por tanto, hay garantizada presencia del siglo XVIII (1 título), del XIX (8 títulos) y del XX (1 título).
Es evidente, por tanto, el gran equilibrio de la temporada. También es de loar el sentido de riesgo en la programación.
Pero bueno, es La Scala y mola.