La participación del cantante fue impactante. Se trata de un tenor lírico de voz ancha, que posee una tesitura muy consistente en el registro medio, potenciada por un gran volumen sonoro y una seguridad y empuje en los pasajes agudos que ciertamente sorprende por su brillantez, aspecto que quedó de manifiesto en los contundentes sobreagudos finales del aria Non maledirmi, o prode (sib), de I due Foscari , o el de Andrea Chenier : Un dí allIazurro spazio... (do) recompensadas con mumerosos aplausos y bravos del público. Pero es que de Aquiles Machado no solo sorprende la seguridad de sus agudos, sino por su aplomo en escena, su afinación, musicalidad y seguridad. El oyente no pasa por esos momentos desagradables donde el intérprete acusa algún tipo de apuro tan frecuente en este dificilísimo arte de la lírica. No: con Machado uno se puede dejar llevar por el mero disfrute, sobre todo porque él es el primer crítico de si mismo, y corrige y perfecciona sobre la marcha con sobrados recursos.
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El recital terminó con tres propinas, la conocidísima Recondita armonia , de Tosca ; una serenata típica de Barquisimeto, pueblo natal del tenor, por cierto, con una desacertada presencia de un guitarrista de dudosa utilidad musical y, finalmente, un aria
de La Pícara Molinera . Una vez más las instituciones ovetenses nos conceden el privilegio artístico de asistir a veladas musicales de primer orden, enhorabuena para la Asociación lírica Asturiana Alfredo Kraus y para su presidente, Carlos Abeledo.
La de "La Nueva España" es en parecidos términos...a ver si consigo un trocito del recital y lo pongo el fin de semana en "operaendirecto" para que juzguéis vosotros mismos.