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Podría parecer que, tratándose de un ectoplasma maléfico y un cicutero irredento, "no nos pega" trabajar como ópera del mes una historia tan bienintencionada, donde el Bien y el Mal se confrontan de una forma maravillosamente natural y "básica" como en esta ópera. Pero ello constituíría una gran ingenuidad internetil: debajo de los eructos y las sábanas hay personas con gustos y sensibilidades, y desde luego, tanto a Gino como a mí
Der Freischütz nos gusta muchísimo.
Con ello, en principio, debería bastar para justificar esta tarea. Sin embargo, más allá de nuestro afecto por esta deliciosa partitura, hay factores que hacen de
Freischütz una obra de especial interés en el conjunto del repertorio operístico.
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Con
Freischütz nace, de alguna forma, la ópera romántica alemana. Sin duda,
Freischütz comparte la convicción humanista que se vio en la obra de Mozart y Beethoven, pero le añade, sin embargo, un carácter trascendente explícito, una suave religiosidad protestante (donde aparece de una forma notoria el tema de la redención, que después marcará decisivamente la obra de Wagner). Pero sin perjucio de ello,
Freischütz abre la puerta a la extrema plasmación de sentimientos en la ópera. Muy especialmente, la maléfica y terrible escena de la Garganta del Lobo (una radical irrupción del elemento fantástico tras el triunfo de la racionalidad dieciochesca) constituirá una novedosísima representación musical y escénica del Mal: las fuerzas sobrehumanas se desatan sin piedad sobre los pobres e incautos mortales. El Romanticismo musical, con sus pasiones extremas, ya ha comenzado.
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Wagner dijo sobre
Freischütz que se trataba de "la más alemana de todas las óperas". Sin duda, hay un evidente sentimiento nacional alemán recorriendo toda la partitura de
Freischütz, un indudable amor por esa tierra, sus gentes, sus costumbres, sus bailes, su fe, sus sentimientos y su capacidad para el Bien. Situada en su contexto histórico concreto, una atenta escucha nos indica rápidamente que
Freischütz no fue para los alemanes menos de lo que
Nabucco o
Attila fuesen para los italianos. Su inmortal permanencia en el repertorio alemán así lo atestigua.
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Formalmente, dada la alternancia entre diálogos hablados y números musicales,
Freischütz es un singspiel. Podría parecer que ello implica una renuncia
ab initio a realizar ningún tipo de avance en el sempiterno anhelo operístico del continuum musical (ideal que Weber compartió y al que se consagró definitivamente con su obra maestra,
Euryanthe). Pero ello es un error. Con una audacia insospechada, Weber combinará habla y canto otorgándoles funciones expresivas complementarias más que antagónicas, como puede verse en la canción báquica, la escena de las damas de honor, y singularmente, de nuevo, en la escena de la Garganta del Lobo. Canto y habla son aquí compañeros, como nunca antes, para expresarnos la historia del cazador cuyo amor desesperado lo llevó al Mal, primero, y a la redención, después.
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En los aspectos puramente musicales,
Freischütz realiza, entre otras, dos innovaciones que serán decisivas en el devenir de la ópera alemana. En primer lugar, el desarrollo de la obertura, que empleará una cantidad enorme de material proveniente de la misma ópera, y de alguna forma, anticipa ya el conflicto fundamental entre el Bien y el Mal que se vivirá en la acción escénica. Y en segundo lugar, de forma muy vinculada a lo anterior, Weber "asocia" por primera vez elementos dramáticos concretos con elementos musicales concretos, que podrán ser motivos musicales, figuras rítmicas, construcciones armónicas, etc. Sin duda, es muy prematuro hablar por ello de
Leitmotive, pero sí que estamos, indudablemente, ante sus más directos antecedentes.
Por eso, porque inaugura la ópera romántica alemana, porque cataliza lo mejor de la tradición del singspiel con un tratamiento totalmente novedoso del teatro musical en alemán, porque planteará algunas de las bases de lo que luego será la revolución wagneriana, porque innova, porque arriesga, porque cree en las personas y en su capacidad de redención y de optar, en última instancia, por el Bien, por todo ello, pues, hemos escogido
Der Freischütz como ópera del mes. Esperamos hacerlo bien, y sobre todo, esperamos ayudarles a disfrutarla tanto como nosotros.
PD.- En realidad, todo lo anterior es mentira. La única razón por la que hacemos
Freischütz es porque no tenemos pelotas para hacer
Euryanthe.