4. Un libro divertido

Aquí hay muchos finalistas; pensé en amor se escribe sin hache de Jardiel, en el Viento en los Sauces de Grahame, en Wodehouse o Perelman, en Ludwig Thoma, Kästner o Morgenstern, en Labiche.

Pero, quizás por pereza, me decidí por un libro que explica por sí mismo sus virtudes:










En realidad, cualquier libro de Sempé (incluyendo los del pequeño Nicolás) hubiera valido, pero, puesto que no carezco totalmente de cierta astucia animal, me dí cuenta de que éste parecía el más apropiado de los suyos para una lectura veraniega.

Aunque imágenes veraniegas hay muchas en la obra de Sempé. Como imágenes de cualquier aspecto de la vida.

Lo leí hace varios años, y aunque alguno era bastante denso, me dejó buen sabor de boca

Aunque probablemente lo mejor que escribió Mann sobre música esté en las páginas de Doktor Faustus. ¡Esa imagen de Beethoven luchando contra su propia Gran Fuga!

Y ya que hablamos de nuestro nunca suficientemente abofeteado autor, una obra suya muy propia del verano es la Travesía con Don Quijote, agradable y ligera.

Mientras medito qué libro emocionante recomiendo para el verano (creo que descarto los Cinco en la Isla de los Contrabandistas), mi obsesión wodehousiana me obliga a recomendar un cuento playero de Jeeves y Bertie Wooster: Clustering Round Young Bingo, que está en el libro Carry On, Jeeves.

Por otra parte, la que algunos consideran mejor novela de Wodehouse, Right Ho, Jeeves o De acuerdo Jeeves (en la que se incluye el mítico episodio de una entrega de premios en una escuela campestre; no rural, porque la escuela es más bien pija) empieza aludiendo a unas vacaciones en Cannes. Es un pretexto más bien flojo para recomendar el libro, pero como este libro no necesita de pretexto alguno para ser recomendado, ahí va.

Estimado gaku, si tuviera en mis manos el poder (y la gloria) para determinar qué obras literarias deberían sobrevivir, frente a otras que no (por falta de espacio o cualquier otra causa ignota) ante un apocalipsis zombie, o un desastre nuclear provocado entre Kim Jong-un y Donald Trump, o una pandemia incurable, le aseguro que las obras completas de P.G. Wodehouse tendrían preferencia incluso sobre las de Paulo Coelho, Corín Tellado y Ana Rosa Quintana.

¡Hombre, siempre es agradable encontrar otro wodehousiano!

Sólo recuerdo la saga Jeeves digna del indulto del Sr. Abdalo, de M.S. Pérez o del bombero de Fahrenheit 451 de Truffaut.

5. Un libro emocionante (no à la Bonjour Tristesse, sino à la Sabueso de los Baskerville).

Mi primera recomendación iba a ser la maravillosa el Tío Silas, de Sheridan Le Fanu, un thriller o novela emocionante (emonovela) que deja en mantillas los muy elaborados esfuerzos de la señora Radcliffe, de cuya obra se burlaba (con cierto afecto) la malvada de Austen en Northanger Abbey.

Pero me he decidido por una novelita en español: Se llevaron el cañón para Bachimba, del mexicano Rafael F. Muñoz. Como novela sobre la revolución mexicana no tiene el palmito de los de abajo, de Azuela, o de la sombra del caudillo, de Guzmán, quizás con razón. A veces es un poquito discursiva, y su visión del periodo puede parecer algo ingenua, aunque al autor lo vivió de pleno.

Pero se puede leer muy agradablemente como una novela de aventuras protagonizada por un jovencito de catorce años que vive todo tipo de peripecias, a menudo crueles. Una especie de isla del tesoro sin tesoro y sin más agua que la que esconden codiciosamente las biznagas.

La acción está bien contada (a veces con cierto desgarro). Los personajes son algo elementales, pero es que tienen que serlo. El paisaje se describe con tanta viveza que resulta más elocuente que la mayoría de los personajes de carne y hueso.

Tanta fuerza tiene el paisaje en la novela, que, para el lector, la inmersión en ese ambiente lacerado por el sol resulta un aperitivo intelectual perfecto antes de zambullirse en el frescor postizo, vale, pero absolutamente convincente de una piscina. Si se está en una parte de (póngase nombre de ciudad, villorrio, carrascal; en mi caso: Madrid) piscina-less, un polo puede servir de mínima compensación.

Oigan, y si pillan la de Le Fanu de postre, tampoco les digo que no.

"Todos los hombres del Presidente"
Bernstein-Woodward

reeditan este clásico del periodismo (que no de la literatura) norteamericano, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y habita la Casa Blanca el personaje que la habita, con todas esas consideraciones que en este foro no deben exponerse por estar prohibidas (y que siga siendo así).
insisto, es una reedición oportunista de un libro bastante farragoso para el lector español que no está hecho a la sucesión de nombres y cargos del GOP y el Capitolio que se suceden por la narración de los dos periodistas. se puede llegar a hacer denso hasta que va tomando forma el auténtico hilo conductor de toda la trama.
es un libro recomendable para curiosos, y si me apuran, para periodistas.
pero el resto del personal, se entretendrá más con la película y entenderá mejor de qué va la cosa del Watergate.

Quite, quite, que me lo leí antes de ver la película y me apasionó mucho más; luego echaba en falta las "lagunas" que para los (no estadounidenses) espectadores dejaba la versión de Redford y Hoffmann.

Aún no lo he terminado, pero me parece un muy interesante y pormenorizado estudio sobre la Batalla de las Ardenas, que saca las "vergüenzas" estratégicas de ambos bandos: los orgullosos norteamericanos no esperaban un ataque enemigo de tal magnitud, y menos en esa zona, por lo que sus defensas carecían de profundidad y su respuesta inicial fue dubitativa. Por el lado alemán, ni había demasiada fe de los altos mandos en los ambiciosos objetivos de la operación ni se eligieron adecuadamente las rutas de avance, circunstancia que influiría en su estancamiento. La lectura está muy bien documentada; pero, como me ha ocurrido con otros libros de Beevor, en ocasiones discrepo con algunas de sus apreciaciones: por ejemplo, sirviéndose de un puñado de testimonios y de una actitud algo maniquea respecto a las Waffen SS, pone a parir a Sepp Dietrich y a Jochen Peiper. Al margen de algunos episodios oscuros que empañan sus biografías, fueron dos reputados militares alemanes, muy queridos y respetados por los hombres que sirvieron con ellos. A este respecto, en sus libros sobre el Primer y Segundo Cuerpo Panzer SS, Michael Reynolds da una imagen más objetiva de estos personajes. Volviendo al libro de Beevor, en los primeros capítulos el autor repasa otros choques del verano-otoño de 1944, como el fulgurante avance aliado por Francia en agosto, la toma de Aquisgrán, el estancamiento norteamericano en el Bosque de Hürtgen y la costosa conquista del estuario del Escalda en Amberes, por citar algunos.

recién terminado "Apocalipsis", de Stephen King.
podría haber sido una gran obra, pero va pasado de paginas y con una resolución algo arbitraria y sobrevenida.
es King, y se lee con gusto. pero está lejos de ser una de sus obras recomendadas.

Para mí es un poco misterioso el gran éxito de Reverte. Para empezar, me parece que su estilo es tirando a cargante, poco atrayente, con esa exhibición de parla y saberes naúticos y militares, etc...

Y, leñe, en España tenemos sin leer (quiero decir que la mayoría ha dejado sin leer) una colección aventurera maravillosamente escrita, variada y entretenida como es las memorias de un hombre de acción, de Baroja.

(Esto es casi bumpeo, pero me estaba remontando en el hilo para ver en qué se quedó una lista de libros que estaba recomendando para el verano y me he topado con este mensaje, que se me había pasado).

6. Un libro refrescante (Nota: no pongo un 6 por un extraño y obsceno fetichismo aritmético - aunque eso también, desde luego - sino porque éste es el sexto libro de una serie de diez libros que se me ocurrió que podría recomendar como lecturas veraniegas)


El Viaje del Señor Perrichon, de Labiche.

Como se me estaba secando el pozo de las ideas, recurro a un viejo favorito mío.

Ya se sabe que leer teatro exige una disposición especial por parte del lector, como leer poesía, ensayo o un libro de Javier Marías (en este caso, disposición al masoquismo). Pero es cuestión de acostumbrarse. Y, la verdad, la inmensa mayoría de la escritura dramática que en el mundo ha sido o la lees por tu cuenta, renunciando a verla en teatro, o nunca la llegarás a conocer.

Pero este libro es tan divertido (y breve) que a lo único que hay que estar dispuesto es a afrontar el riesgo de contraer una adicción irremediable a la obra de Labiche.

Yo descubrí a Labiche cuando me enteré (creo que al leer Los Baroja) de que era uno de los autores favoritos de don Pío Baroja y de su sobrino don Pío Caro. Lo busqué enseguida y sólo lo conseguí en francés, en esos gruesos tomos amarillos, bastante caros, de Classiques Garnier. Afortunadamente, yo era en esa época lo más aproximado que se puede ser en Madrid a un nabab, y llevaba vida de virrey indio (es decir, vivía con mis padres) y me los pude permitir.

Labiche escribió comedia ligera y sin pretensiones (al revés que el pesado de Puccini con su horrenda Fanciulla; este es un ejemplo de intertextualidad forera) para los escenarios de la alegre y despreocupada Francia anterior al desastre de Sedán y la sólo marginalmente menos alegre y despreocupada Francia posterior al desastre de Sedán. Pero su mejor obra la escribió antes de Sedán, la verdad.

Sus primeras obritas son meros sketches humorísticos del tipo de los que se pueden ver hoy en día en todas las teles del mundo; como los de los programas de Moreno, pero bien escritos. Sus obras se fueron haciendo más largas, y el laberinto de malentendidos en el que se enredaban sus criaturas más elaborado. También se hizo algo más rico el dibujo psicológico sencillo, pero convincente y, a veces, conmovedor, de los personajes. El diálogo siempre fue de una perfección mozartiana.

Le Voyage de monsieur Perrichon se estrenó en 1860, unos diez años después de la que se suele considerar su obra maestra, el Sombrero de Paja de Italia.

El señor Perrichon es un típico burgués que ha vendido su negocio de carrossier (que el afrancesado Ulysses nos diga lo que es eso) para vivir de las rentas (en un anticipo decimonónico de la jubilación anticipada). Para celebrar su recién adquirida riqueza, se lleva a la familia de viaje a Chamonix (de ahí lo de una lectura refrescante; no si tampoco me chupo tanto el dedo, no crean). Su muy aparente (y futuramente bienheredante) hija recibe las atenciones de dos jóvenes pretendientes.

Durante una excursión al mar de Glace, uno de los pretendientes de la hija - Armand- salva la vida de Perrichon. Armand se las promete muy felices porque, con ese gesto heroico, cree haberse ganado la mano de la nena. Para su sorpresa, Perrichon, humillado tanto por su situación desairada de víctima torpísima como por el hecho de que apenas puede simular sentir la gratitud que la sociedad espera que otorgue al salvador de su pellejo, empieza a odiar a Armand. El otro pretendiente - Daniel - al percibir la insondable vanidad en la que se sume (más que se apoya) el carácter de Perrichon, tiene una idea brillante: se deja salvar por él.

En otro divertido episodio (si creen que Labiche se conformaba con una sola línea argumental son ustedes unos ilusos de tomo y lomo), el pobre Perrichon se ve encarado a un duelo con un militar por causa de una falta de ortografía:

LE COMMANDANT, s’asseyant.
Je n’en sais rien encore… Permettez-moi d’abord de vous adresser une question : Est-ce vous qui avez fait, il y a un mois, un voyage à la mer de Glace ?

PERRICHON

Oui, monsieur, c’est moi-même ! je crois avoir le droit de m’en vanter !

LE COMMANDANT

Alors, c’est vous qui avez écrit sur le registre des voyageurs : « Le Commandant est un paltoquet. »

PERRICHON

Comment ! vous êtes… ?

LE COMMANDANT

Oui, monsieur… c’est moi !

PERRICHON

Enchanté !
Ils se font plusieurs petits saluts.

DANIEL, à part, en descendant.

Diable ! l’horizon s’obscurcit !…

LE COMMANDANT

Monsieur, je ne suis ni querelleur ni ferrailleur, mais je n’aime pas à laisser traîner sur les livres d’auberge de pareilles appréciations à côté de mon nom…

PERRICHON

Mais vous avez écrit le premier une note… plus que vive !

LE COMMANDANT

Moi ? je me suis borné à constater que mer de Glace ne prenait pas d’e à la fin : voyez le dictionnaire…

PERRICHON

Eh ! monsieur, vous n’êtes pas chargé de corriger mes… prétendues fautes d’orthographe ! De quoi vous mêlez-vous ?
Ils se lèvent.

LE COMMANDANT

Pardon !… pour moi, la langue française est une compatriote aimée… une dame de bonne maison, élégante, mais un peu cruelle… vous le savez mieux que personne.

No sigo, porque tampoco se trata de meterles ahora toda la obra por el gañote, así sin lubricación ni nada. Y en un idioma bárbaro.

Se ha convertido en una de las joyas de la comedia francesa. Como es de rigor, a la crítica del estreno le pareció una obra buena, pero no especialmente distinguida, del autor.

Hace unos meses se encontraba en youtube una versión de la Comédie-Française que estaba bastante bien. Ahora sólo encuentro el trailer de un dvd, pero quién sabe si volverá a aparecer la versión completa en youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=K_rNjr9PrX0