Pues yo me he puesto a ver "Parásitos" pensando que sería algo parecido a "Tren a Busan", y luego me he llevado un chasco...

Una película asiática y llamándose Parásitos, tal y como están las cosas por allí, no la veo yo ni loco. Seguro que me contagio.

Yo no creo que aquí nadie haya dicho que Wayne no mereciera el Oscar, en todo caso hemos dicho que lo tenía que haber ganado antes (y tiene muchas interpretaciones mejores que su Rooster Cogburn).

Sobre Jhon Wayne , para mí, era imprescindibe. El es el western .No le hacía falta actuar , simplemente con andar como solo el sabía llenaba la pantalla.
Aprovechando la reciente muerte del gran Kirk Douglas (otro grande que nunca ganó un oscar salvo el honorífico), dejar una anecdota, si ustedes me lo permiten: Cuentan que cuando Jhon Wayne se enteró que Kirk Dougas iba a interpretar el loco del pelo rojo , de Vicente Minelli, montó en colera y fue a verlo y le espetó algo así como que hacía un duro interpretando un personaje tan blandengue como Van Gogh, que ya quedaban pocos duros como para que él se pasara a los blandos.
Era otro hollywood.

Este señor es una pesadez, sus preferencias personales interesan muy poco. Ya ha expresado su amor por Michael Caine múltiples veces, a ver cuando lo mata para poder ponerlo en la lista.

Parásitos

Vale. No deja a nadie indiferente. ¿Y quién ha decidido que eso sea un elogio? Hay infinidad de películas -de obras de arte, en general- en las que se ha preferido la indiferencia del público a la irritación (eso se llamaba decoro). Algunas de ellas son obras maestras, incluso geniales. Y que conste que no creo que Parásitos sea una obra genial.

Empezando por el guion, se nota mucho que es una obra teatral reconvertida. Como pieza de teatro es ingeniosa, pero mecánica; lo que ocurre no obedece a lógica interna, sino a juego diseñado, lo cual no sería reprochable si no hubiera una pretensión de análisis o denuncia social (bastante burda) por medio. Los dos últimos “capítulos” (el chaparrón y la fiesta, para entendernos) son el añadido cinematográfico: salida a exteriores y gran pirotecnia final, para que nadie diga que se nota la “caja” del escenario. Los personajes no existen, supongo que porque los individuos no existen (en esa visión entomológica, tipo Zola, que adopta mister Bong). También hace lo suyo el hieratismo de los actores coreanos. A mí me fastidia cada vez más esa falta de humanismo, me cuesta disfrutar de una historia sin nadie con quien empatizar (unos por malos, otros por tontos).

En la puesta en escena hay de todo. Los escenarios están muy bien explotados y la cámara se mueve por ellos con habilidad: el juego “arriba-abajo” da lugar a alguno de los mejores momentos, como el descubrimiento de la deep dimension del casoplón o la noche toledana de la tienda de campaña. El montaje es brillante (espléndido en la "operación melocotón"). Sin embargo, hay demasiado subrayado, demasiada retórica. También hay alguna torpeza impropia de la factura general, como cuando la familia de “parásitos” es descubierta por la anterior ama, una escena digna de Aquí no hay quien viva.

Y, finalmente, el tono general: alineamiento podemita y distanciamiento posmoderno. Buf. Me pilla muy mayor. La mezcla de drama social, comedia de enredo y psycho-thriller es, seguramente, lo que mete a este cine en la pomada. Cine que mola. Cine asiático, pero no como aquellos tostones de Ozu. Cine oscarizable. Y, encima, no le gusta a Trump (¡anda que si la hubiera visto!).

Yo también prefiero los zombis del tren de Busán.