Yo no diría "deseable", estimado Tann, sino comprensible. De un pobre de derechas se espera que desee llegar a ser, algún día, rico... y de derechas. Si el pobre es de izquierdas, también resulta natural, porque solamente los pobres "pueden" ser de izquierdas. Los ricos de izquierdas son totalmente incongruentes (o peor: traidores de clase) con su ideología y se les acusa de que no reparten lo que tienen con los pobres. Lo que nos lleva a la conclusión de que ser de derechas no conlleva la obligación de un comportamiento ético acorde con su ideología, porque esta consiste, exclusivamente, en seguir siendo ricos.

No le entiendo bien el argumento. ¿Ser de izquierdas consiste en repartir lo que se tiene con los pobres? A mí me parece que eso no lo he leído en ningún ensayo político; quizás en algún otro libro del que las normas del foro también nos impiden hablar.

No, no me ha entendido; a los ricos de izquierdas se les reprocha, en general, que no sean consecuentes con su ideología (lo de que deben repartir lo que tienen es de mi cosecha). En suma, ser rico y de izquierdas en este país suele ser considerado una contradicción.

¡Madre mía, cómo se ha puesto Bardem!
Y eso que ya cerraron La bardemcilla.
¿Este chico no sabe que el porte es esencial para conseguir papeles? Salvo que lo contrate su hermano.
Penélope, vestida para la ocasión.

Me temo que en España lo de ser de derechas y pobre se va convirtiendo en algo casi inevitable.

Como ser de izquierdas y pobre, por otro lado (y de qué me río).

Lo cual no me extraña, más allá de la mitomanía, la comida era vulgar; algo así como un ViPs con pretensiones

Se llamaba Teatriz, pero ya lo cerraron. Recuerdo haber consumido allí algùn sabroso tartar, y botellas de buen champagne a precio razonable.

El Teatriz estaba en barrio Salamanca, estuve una vez y comí bien; creo que no era de los Bardem. La Bardencilla la abrió, si no estoy equivocado, Carlos Bardem y estaba en la calle Augusto Figueroa, en Chueca; fui sólo una vez ya hacia el final de sus días, quizás al principio se comía mejor pero cuando estuve, la cocina era bastante vulgar.

Para nada; el Teatriz era del grupo VIPS (propiedad de un millonario mexicano afincado en España); y estaba, efectivamente, en el barrio de Salamanca. Su nombre provenía de que antes de ser restaurante había sido un teatro (creo que llamado Beatriz). Así, el escenario se reconvirtió en una bar de copas y el patio de butacas era el comedor, con una decoración y un mobiliario bastante acertados. Estuvo de moda unos años y luego decayó.

Esto demuestra que hay que hacerle caso al dicho clásico de zapatero a tus zapatos.
Si sois actores dedicaros a interpretar y dejar la restauración para Arzak y compañía.
Aunrque claro hay libertad de empresa y eso es sagrado