De los últimos que he leído hay dos novelas gráficas (no es un término que me guste mucho porque es como querer quitarle valor al cómic de toda la vida, pero viene bien para distinguir entre series y los que tienen un formato más de película) españolas que me han impactado mucho.
Yo, asesino está arrasando entre la crítica española y francesa y me da que va a ganar el próximo Premio Nacional (que Altarriba ya ganó en 2010 con
El arte de volar) salvo que salga un pelotazo crítico español mayor. Entrelaza un diario en primera persona de un asesino en serie refinado con un retrato corrosivo y desconcertantemente truculento de la intelectualidad universitaria.
Barcelona al alba (1994) es un brillante thriller periodístico-policíaco clásico ambientado en vísperas de la dictadura de Primo de Rivera en conexión con la preparación del Putsch de Munich, con numerosos personajes históricos: Durruti, Companys, Canaris...
Dentro del manga shonen, la principal sorpresa de las últimas semanas es el inesperado éxito de
My Hero Academia, una nueva serie que viene a ser la réplica oriental a la fusión del superheroismo juvenil americano y japonés de
Big Hero 6. Hasta los protagonistas de los dos se parecen; aunque Horikoshi publicó un piloto de la serie hace unos años, así que no es ninguna copia. De momento destaca por su chispa y
su divertido elenco de personajes.
Y pasando al cómic de aventuras español, me ha gustado mucho
Los tiburones de Rangiroa (2010), ambientado en una isla polinesia que de repente empieza a sufrir ataques de tiburones en sus playas. Previsible pero entretenidísimo.