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La poesía de cada día http://unanocheenlaopera.com/viewtopic.php?f=5&t=17324 |
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Autor: | Abdallo [ 22 May 2017 11:44 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desvelada, y entre las olas sola: ¿Adónde vas perdida? ¿Adónde, di, te engolfas? Que no hay deseos cuerdos con esperanzas locas. Como las altas naves te apartas animosa de la vecina tierra, y al fiero mar te arrojas. Igual en las fortunas, mayor en las congojas, pequeño en las defensas, incitas a las ondas. Advierte que te llevan a dar entre las rocas de la soberbia envidia, naufragio de las honras. Cuando por las riberas andabas costa a costa, nunca del mar temiste las iras procelosas. Segura navegabas; que por la tierra propia nunca el peligro es mucho adonde el agua es poca. Verdad es que en la patria no es la virtud dichosa, ni se estimó la perla hasta dejar la concha. Dirás que muchas barcas con el favor en popa, saliendo desdichadas, volvieron venturosas. No mires los ejemplos de las que van y tornan, que a muchas ha perdido la dicha de las otras. Para los altos mares no llevas cautelosa ni velas de mentiras, ni remos de lisonjas. ¿Quién te engañó, barquilla? Vuelve, vuelve la proa, que presumir de nave fortunas ocasiona. ¿Qué jarcias te entretejen? ¿Qué ricas banderolas azote son del viento y de las aguas sombra? ¿En qué gabia descubres del árbol alta copa, la tierra en perspectiva, del mar incultas orlas? ¿En qué celajes fundas que es bien echar la sonda, cuando, perdido el rumbo, erraste la derrota? Si te sepulta arena, ¿qué sirve fama heroica? Que nunca desdichados sus pensamientos logran. ¿Qué importa que te ciñan ramas verdes o rojas, que en selvas de corales salado césped brota? Laureles de la orilla solamente coronan navíos de alto borde que jarcias de oro adornan. No quieras que yo sea por tu soberbia pompa faetonte de barqueros, que los laureles lloran. Pasaron ya los tiempos cuando, lamiendo rosas, el céfiro bullía y suspiraba aromas. Ya fieros huracanes tan arrogantes soplan, que, salpicando estrellas, del sol la frente mojan. Ya los valientes rayos de la vulcana forja, en vez de torres altas, abrasan pobres chozas. Contenta con tus redes, a la playa arenosa mojado me sacabas; pero vivo, ¿qué importa? Cuando de rojo nácar se afeitaba la aurora, más peces te llenaban que ella lloraba aljófar. Al bello sol que adoro, enjuta ya la ropa, nos daba una cabaña la cama de sus hojas. Esposo me llamaba, yo la llamaba esposa, parándose de envidia la celestial antorcha. Sin pleito, sin disgusto, la muerte nos divorcia: ¡Ay de la pobre barca que en lágrimas se ahoga! Quedad sobre el arena, inútiles escotas; que no ha menester velas quien a su bien no torna. Si con eternas plantas las fijas luces doras, ¡oh dueño de mi barca!, y en dulce paz reposas, merezca que le pidas al bien que eterno gozas que adonde estás me lleve más pura y más hermosa. Mi honesto amor te obligue; que no es digna vitoria para quejas humanas ser las deidades sordas. Mas ¡ay, que no me escuchas! Pero la vida es corta: viviendo, todo falta; muriendo, todo sobra. |
Autor: | Despinetta [ 22 May 2017 20:33 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Preciosa. Una, está más sentida: Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando, cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parecer cualquiera tiempo pasado fue mejor. Pues si vemos lo presente cómo en un punto se es ido y acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado. No se engañe nadie, no, pensando que ha de durar lo que espera, más que duró lo que vio porque todo ha de pasar por tal manera. Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos y más chicos, y llegados, son iguales los que viven por sus manos y los ricos. Y así de bien recitado, lo dejo. https://www.youtube.com/watch?v=_eHckBoavZY |
Autor: | Khayman [ 22 May 2017 21:09 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
El jaleo de los días de feria ya se oía a un kilometro del pueblo y un extraño acento en el hablar de los que halló por el camino. Un coro de muchachas y una vieja levantándose las faldas al bailar y un jovencito de broma peligrosa haciendo gala del orgullo local. De los que dan dinero por la noche para que nunca termine su canción. Para que sude el músico ambulante su condición de vagabundo. Es ya la hora del aperitivo y todavía no funciona el tiovivo, el músico buscó la acera en sombra y la ventana donde olía a flor. Tenga esta rosa blanca, señorita, a cambio de su negro pensamiento ¡Por qué motivo temblaron sus labios! ¡Vio en sus ojos el fondo de un volcán! Y mientras tanto corría la sangre en la plaza, como un vino común y las plumas de los gallos por el aire volaban aún. Quítese usted de en medio forastero que ya no quedan señoritas en el bar, ya cantó como el gallo de pasión pero esta es mi canción y el baile va a empezar. El músico ambulante se agarró del vaso y sintió que flotaba en la luz artificial. Apuró el trago de madrugada, un borracho imitaba el canto del gallo. Se deslizó por una callejuela antes de que empezase a clarear y al pasar por la ventana enrejada suavecito empezó a silbar. Pero nadie conocía la tonada ¡Qué era inventada para la ocasión ! Y se fue por el camino a contemplar los desvelos de las ultimas sombras. Y caminando iba pensando que ganar siempre es tentar a la otra cara de la suerte y que por eso te hacen daño los huesos cuando golpeas fuerte. Y así se fue chasqueando los dientes en memoria de algún actor cuyo nombre se ha perdido y que hacía de bandido. No es una poesía ni nunca pretendió serlo pero en este mundo de perreo las letras de Radio Futura se me antojan escritas por el mismo Homero. |
Autor: | Abdallo [ 23 May 2017 12:46 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Con la sombra en la cintura ella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas. Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga. |
Autor: | Abdallo [ 31 May 2017 13:36 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
The quality of mercy is not strain'd, It droppeth as the gentle rain from heaven Upon the place beneath: it is twice blest; It blesseth him that gives and him that takes: 'Tis mightiest in the mightiest: it becomes The throned monarch better than his crown; His sceptre shows the force of temporal power, The attribute to awe and majesty, Wherein doth sit the dread and fear of kings; But mercy is above this sceptred sway; It is enthroned in the hearts of kings, It is an attribute to God himself; And earthly power doth then show likest God's When mercy seasons justice. |
Autor: | quentin [ 07 Jul 2017 8:04 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Ved cómo se ha podrido la guitarra en la boca de la fragante novia: ved cómo las palabras que tanto construyeron, ahora son exterminio: mirad sobre la cal y entre el mármol deshecho la huella —ya con musgos— del sollozo. |
Autor: | Dufol [ 23 Ago 2017 12:59 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Pobre burro! El burro nunca dejará de ser burro. Porque el burro nunca va a la escuela. El burro nunca llegará a ser caballo. El burro nunca ganará carreras. ¿qué culpa tiene el burro de ser burro? En el pueblo del burro no hay escuela. El burro se pasa la vida trabajando, tirando de un carro, sin pena ni gloria, y los fines de semana atado a la noria. El burro no sabe leer, pero tiene memoria. El burro llega el último a la meta, ¡pero le cantan los poetas! El burro duerme en cabaña de lona. No llámar burro al burro, llamarle "ayudante del hombre" o llamarle persona. |
Autor: | Abdallo [ 21 Sep 2017 12:58 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Los conjurados En el centro de Europa están conspirando. El hecho data de 1291. Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas. Han tomado la extraña resolución de ser razonables. Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades Fueron soldados de la Confederación y después mercenarios, porque eran pobres y tenían el hábito de la guerra y no ignoraban que todas las empresas del hombre son igualmente vanas. Fueron Winkelried, que se clava en el pecho las lanzas enemigas para que sus camaradas avancen. Son un cirujano, un pastor o un procurador, pero también son Paracelso y Amiel y Jung y Paul Klee. En el centro de Europa, en las tierras altas de Europa, crece una torre de razón y de firme fe. Los cantones ahora son veintidós. El de Ginebra, el último, es una de mis patrias. Mañana serán todo el planeta. Acaso lo que digo no es verdadero, ojalá sea profético. Jorge Luis Borges |
Autor: | Tip [ 21 Sep 2017 23:17 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Sutil el amigo Borges, ciego y clarividente a la vez. Único en su especie, por suerte y por desgracia. |
Autor: | Abdallo [ 06 Oct 2017 18:55 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
RUMBO A LONDRES, EL CONDE DRÁCULA RESUCITA UN PASADO SENTIMENTAL Hasta aquí, amor. Aquí. Fauce abisal de mi propio deseo, encadenado y libre como el ancla entre sus limos. Aquí, ferviente explorador de gozos. No temas, cuerpo mío, arquitectura sumergida, ciudad imaginada. Gusta breve solaz, toca su lumbre, admira su contorno, prevalece. Tiniebla en la tiniebla, pez de sombra, no hay heraldo que horade tu silencio con dulce, memorable, dulce canto. No hay heraldo. Detente, alado brillo del sueño, resplandor de los cobardes. Oscura vida, ven, y tus panoplias de soledad nocturna, tus escudos heráldicos, tu faz de terciopelo, cristal anochecido del abandono. Ven, oh tú, palpitante enredadera de destrucción y plenitud, oh vida. Y no la selva familiar, ni el húmedo contacto de tu quilla con la proa del mar, no el espolón entre los senos me ofrezcas, artificio o salvación final, sí deslizante carabela, submarino solar y travesía nostálgica y feliz, hermosa y triste, lejos de Transilvania, de los ojos tan suaves, del cabello, de las manos que tanto amé y se han ido para siempre. Luis Alberto de Cuenca |
Autor: | Abdallo [ 10 Oct 2017 14:42 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Al amigo Julio Martínez Mesanza le acaban de dar el Premio Nacional de Poesía 2017. He soñado de nuevo con jinetes... He soñado de nuevo con jinetes pesadamente armados. A lo lejos acampan. Vemos la humareda enorme de sus festines y sus grandes sombras. Sabemos que vendrán tarde o temprano, y ante su carga no valdrán las hachas ni las cobardes hoces, ni la astucia. Sobre nuestras espaldas de vencidos golpearán terribles sus espadas. Quisiera desertar, pero me dicen que sé algo de estrategia y que soy joven. Quisiera estar del lado de los otros. De "Europa" 1988 |
Autor: | Abdallo [ 17 Oct 2017 14:16 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
COLOQUIO AMOROSO Si el amor que me tenéis, Dios mío, es como el que os tengo, Decidme: ¿en qué me detengo? O Vos, ¿en qué os detenéis? - Alma, ¿qué quieres de mí? ? Dios mío, no más que verte. ? Y ¿qué temes más de ti? ? Lo que más temo es perderte. Un alma en Dios escondida ¿qué tiene que desear, sino amar y más amar, y en amor toda escondida tornarte de nuevo a amar? Un amor que ocupe os pido, Dios mío, mi alma os tenga, para hacer un dulce nido adonde más la convenga. Teresa de Jesús |
Autor: | Siegfried [ 17 Oct 2017 16:03 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
No soy muy dado a la poesia, por no decir nada dado, pero siempre me ha gustado la canción del jinete. Córdoba. Lejana y sola. Jaca negra, luna grande, y aceitunas en mi alforja. Aunque sepa los caminos yo nunca llegaré a Córdoba. Por el llano, por el viento, jaca negra, luna roja. La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba. ¡Ay qué camino tan largo! ¡Ay mi jaca valerosa! ¡Ay que la muerte me espera, antes de llegar a Córdoba! Córdoba. Lejana y sola. |
Autor: | quentin [ 18 Oct 2017 1:17 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
Dios mío, escucha mi oración, no seas insensible a mi súplica; atiéndeme y respóndeme. La congoja me llena de inquietud; estoy turbado por los gritos del enemigo, por la opresión de los malvados: porque acumulan infamias contra mí y me hostigan con furor. Mi corazón se estremece dentro de mi pecho, me asaltan los horrores de la muerte, me invaden el temor y el temblor, y el pánico se apodera de mí. ¡Quién me diera alas de paloma para volar y descansar! Entonces huiría muy lejos, habitaría en el desierto. Me apuraría a encontrar un refugio contra el viento arrasador y la borrasca… |
Autor: | Abdallo [ 18 Oct 2017 13:43 ] |
Asunto: | Re: La poesía de cada día |
El viejo y el sol Había vivido mucho. Se apoyaba allí, viejo, en un tronco, en un gruesísimo tronco, muchas tardes cuando el sol caía. Yo pasaba por allí a aquellas horas y me detenía a observarle. Era viejo y tenía la faz arrugada, apagados, más que tristes, los ojos. Se apoyaba en el tronco, y el sol se le acercaba primero, le mordía suavemente los pies y allí se quedaba unos momentos como acurrucado. Después ascendía e iba sumergiéndole, anegándole, tirando suavemente de él, unificándole en su dulce luz. ¡Oh el viejo vivir, el viejo quedar, cómo se desleía! Toda la quemazón, la historia de la tristeza, el resto de las arrugas, la miseria de la piel roída, ¡cómo iba lentamente limándose, deshaciéndose! Como una roca que en el torrente devastador se va dulcemente desmoronando, rindiéndose a un amor sonorísimo, así, en aquel silencio, el viejo se iba lentamente anulando, lentamente entregando. Y yo veía el poderoso sol lentamente morderle con mucho amor y adormirle para así poco a poco tomarle, para así poquito a poco disolverle en su luz, como una madre que a su niño suavísimamente en su seno lo reinstalase. Yo pasaba y lo veía. Pero a veces no veía sino un sutilísimo resto. Apenas un levísimo encaje del ser. Lo que quedaba después que el viejo amoroso, el viejo dulce, había pasado ya a ser la luz y despaciosísimamente era arrastrado en los rayos postreros del sol, como tantas otras invisibles cosas del mundo. Vicente Aleixandre |
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