Abdallo escribió:
Tengo miedo. Un miedo atroz y hasta cerval por lo que pueda ocurrirme tras el final aparente y engañoso de este confinamiento sin fin. Lo he probado todo para eludir mi estado de profundo horror deambulatorio, que nos es otra cosa que onsecuencia de mis atávicas limitaciones alérgicas hacia el mundo espacio-temporal: drogas psicotrópicas, infusiones enervantes, ingestas perseverantes de alcohol, prácticas esotéricas, yogas linfáticos; y nada, nada que no sea la absoluta desiisión, la falta de higiene corpórea y racional de mi sistema motriz. ¿Es el suicido una alternativa noble? ¿Debo renunciar a toda esperanza como si entrara al infierno dantesco? Mejor morir matando.
Seguimos en las mismas; o, matizando, peor aún si cabe. Ahora resulta que hay cepas británicas de origen y efecto desconocido (¿resultado, quizá, del desacuerdo final sobre el Brexit?) contra las que no hay vacuna o antídoto seguro, si es que que las de nueva cuña lo son. Mientras tanto, Raphael celebra un concierto multitudinario en Madrid para conmemorar su sexagésimo aniversario en la música cuyas consecuencias son también desconocidas, sobre todo en las residencias de mayores nostálgicos. Y, en fin, estas Navidades se van a celebrar (?) sin cuñados en Nochebuena y sin suegras en Nochevieja. En cuanto al día de Reyes, qué quieren que les diga con la que está cayendo...