Las Jerarquías de los ángeles se deben a
Pseudo Dionisio Areopagita, a través de su obra DE CELESTI HIERARCHIA (Sobre la jerarquía celestial); el nombre del autor procede de Dionisio Areopagita que fue un obispo y mártir ateniense del S.I, al que durante siglos se le atribuyeron diferentes obras -como la que nos ocupa- que actualmente se consideran escritas por un anónimo teólogo bizantino, el cual viviría en Siria o Egipto entre los siglos V y VI después de Cristo.
En esta obra se describen nueve
coros angélicos, agrupados en tres
grupos
- Serafines, querubines y tronos (primer grupo)
- Dominaciones, virtudes y potestades (segundo grupo)
- Principados, arcángeles y ángeles (tercer grupo)
SERAFINES: su nombre significa “ser ardiente” o “ser de fuego”. Por ello en ocasiones se les representa de color rojo, y se cree que como pertenecientes a la más alta jerarquía permanecen a la vista de Dios. En una representación habitual aparecen en la escena de San Francisco recibiendo los estigmas. Se les representa con 3 pares de alas, en una iconografía al parecer prestada para el mundo judeo-cristiano de seres espirituales del entorno Asirio-Babilonio. No obstante, con el tiempo su tipología tiende a confundirse con la de los Querubines, y va desaparecíendo, junto con el resto de tipos al final de la Edad Media.
Con San Francisco, y en una peculiar mezcla con la figura de Cristo.
Y un genio alado asirio, para comparar, muy mono el
QUERUBINES: aquí el lío en cuanto a su aspecto es importante, ya que las diferentes fuentes de la Biblia en que se citan los presentan de varias formas: así se situaron figuras de querubines en el Arca de la Alianza (al parecer, semejantes a animales guardianes alados, de tradición mesopotámica), o figuras de apariencia humana, en la Expulsión del Paraiso, o en Ezequiel que describe "seres vivientes” con cuatro caras que eran como de hombre, de león, de buey y de un águila y cada uno cuatro alas; usaban dos de sus alas para volar y las otras dos para cubrir sus cuerpos (bajo sus alas, los querubines parecían tener la forma, o semejanza a manos de hombres). Esta visión dará posteriormente origen a la iconografía del
tetramorfos para los 4 Evangelistas.
No obstante, la imagen que terminaría por establecerse en la Edad Media sería semejante a la de los Serafines, con 6 alas, pero apareciendo en ellas ojos como en las plumas de los pavos reales.
Durante el Renacimiento la imagen se transforma para dar lugar a cabezas de niños aladas