Mi primer contacto con Sorrentino fue con "La grande bellezza", me pareció un coñazo, no pude acabarla. Hace cosa de una año no me pude resistir a la maradoniana "Fue la mano de Dios" que me fascinó y me llevó a ver "La Juventud" que también me gustó mucho.
Acabo de digerir ahora su serie "El jóven Papa" y su secuela "El nuevo Papa" que de nuevo me han fascinado. Digo que acabo de digerirlas pues realmente, sin ser creyente, me han provocado cierto desasosiego haciéndome preguntar como las percibirá un creyente. Sorrentino es fiel a su personal estilo de base felliniana con sus toques de realismo mágico, surrealismo y "napolitanismo". Fascinante banda sonora y fotografía tanto de interiores (recreación creible de las estancias vaticanas) como exteriores así como la banda sonora; en ambos casos muy diferentes a lo que uno se podría esperar en una película sobre el Vaticano; puro koncept en este caso bien concebido.
El gran protagonista es un fascinante Jude Law, si bien algo sobreactuado en algún momento. Gran trabajo de John Malkovich en la segunda temporada como nuevo Papa. Pero el gran mérito de la serie está en los secundarios; muy bien Javier Cámara y una deliciosamente espectacular Cecile de France, sin olvidar en la primera temporada a Diane Keaton; todos dentro del habitual estilo coral de Sorrentino.
¿Como se las arregla Sorrentino para traer Nápoles al Vaticano? Pues con el mejor personaje de la serie, el Secretario de Estado Cardenal Angelo Voiello, napolitano y fanático del Napoli. El Cardenal es el auténtico hilo conductor de la serie, en las sombras por supuesto, interpretado magistralmente por el italiano Silvio Orlando. Y sí, Sorrentino se las arregla para que también aparezca Maradona.
Supongo que haré otro intento con "La Gran Belleza".