En la oscuridad del mundo, moraba mi espíritu, mi alma. En la oscuridad del mundo, respiraba. Y cada suspiro eran más sombras, Más nieblas, más soledades. Y entonces, un día, escuché un susurro. Tan tímido, tan delicado y tan sutil que estuve a punto de despreciarlo. Tan fresco, tan alentador y tan gentil que apenas podía creer que lo escuchaba. No todo estaba perdido, por un momento, durante un segundo, en un maravilloso instante, fui capaz de captar la sonrisa de una flor. La vi, la escuché, la entendí. Fue sólo un suspiro. Pero desde entonces, mi mundo de tinieblas tiene un invitado, mi mundo sigue siendo tan oscuro, mi respirar tan pesado, mi alma tan negra. Pero un día escuché un susurro, y sé que en alguna parte, en un tiempo pasado, en un lugar desconocido, hubo una flor que, aunque ahora esté marchita, me sonrió. Y por eso sé que existen las flores, como sé que existe la esperanza.
_________________ "La manera de hacer es ser"
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