Cita ineludible para los amantes del arte y para cualquiera que tenga ojos en la cara. Magnífica.
Citar:
Ayer tuve la oportunidad de visitar la que para mí es sin duda la exposición de este verano (con permiso, claro está, del gran Sorolla). Matisse, 1917-1941 es el título de la muestra que el museo Thyssen presenta como plato fuerte para los próximos meses, dedicada al período menos conocido (y quizá también menos valorado) del pintor francés. Durante estos años, habiendo llevado al límite su capacidad técnica, el maestro decide hacer un parón, huir de París y abandonar parcialmente el audaz lenguaje que había desarrollado para recuperar el volumen en las figuras. Es el tiempo en que se instala en Niza y busca no tanto la innovación formal como la conexión tanto con el espectador como con los grandes maestros del pasado. Sin abandonar nunca al omnipresente Cézanne (del que, para gozo de quienes lo veneramos, la exposición incluye una obra), Matisse se entrega sin embargo a una pintura de pequeño formato en la que lo cotidiano es pretexto para una verdadera orgía visual. El color, rey absoluto en la pintura de maestro, tiñe ahora el azul luminoso del Mediterráneo a través de ventanas que se convierten en protagonistas de interiores silenciosos con ecos de Vermeer. Sus arabescos decoran paredes, suelos y telas que cubren o muestran a odaliscas que nos hablan de Delacroix, sus mujeres distraídas o adormiladas nos hipnotizan, el torbellino de su paleta nos arrastra a una fiesta para los sentidos. Hay, además, numerosas esculturas y dibujos, que permiten completar la visión de este período creativo de Matisse, el más largo y seguramente peor comprendido de su carrera.
En esta exposición no hay una pincelada de desperdicio. Cada palmo de tela se disfruta con avidez y entusiasmo, y uno sale preguntándose cuándo va a ser la próxima vez que vuelva. Redescubrir a Matisse, encontrar una faceta nueva y fascinante de este paradigma de la modernidad, es una experiencia enriquecedora, pero sobre todo placentera. Gracias al Thyssen por esta exposición, y enhorabuena a Tomás Llorens, su comisario, por el brillantísimo trabajo. Imprescindible visita. Extraordinario Matisse.
Blog de servidora
Enlace al museo
Reportaje en El País.com