Me pedia il frate una "versión de Wotan" (por cierto, tengo que aprender a hacer lo de las citas porque ahorraría mucho tiempo) y entiendo que me pide una opinión sobre las voces que han interpretado a este personaje que aparece en las tres primeras jornadas de la tetralogía.
No trataré de hacer un estudio sobre el personaje, que nos llevaría mucho tiempo y documentación que no tengo a mano pero el personaje de Wotan es fascinante, tanto vocalmente como interpretativamente.
Reproduzco de la página wagnermanía.com un interesante artículo sobre la personalidad cambiante de Wotan es sus tres apariciones. Espero que sea de tu interés.
Wotan y los pactos
"... Miradlos bien; es nuestra propia imagen; es la suma total de toda la inteligencia de nuestros días". En su carta a August Röckel del 25 de Enero de 1.854, Wagner ensalzaba dos características de Wotan, el trágico gobernante ambivalente.
En primero lugar, el personaje que se supone representa a los contemporáneos de Wagner, no es nada menos que un dios; de hecho, el jefe de los dioses. Sin embargo, Wagner, no lo representa como un dios mitológico sino como un testimonio de su propia época, con demasiados trazos humanos, tales como el egoísmo y el ansia de poder, la arrogancia y la crueldad. Es un gobernante que, como cualquier otro potentado humano, ha de afrontar la contradicción entre deseo y talento entre poder e impotencia.
En segundo lugar, tiene a su disposición "la suma total de toda la inteligencia de nuestros días". Esta inteligencia excepcional permite a Wotan crear un mundo basado en pactos. Pero, al mismo tiempo el dios cae, víctima del devastador conflicto: si utilizar de manera responsable su inteligencia y conocimientos o utilizarlos para su propio beneficio. Este terrible dilema se convierte al final en su perdición.
Cuando Wotan creó el orden del mundo, un sentido de responsabilidad le inspiró. Varios seres (gigantes, humanos, Nibelungos y dioses) estaban destinados a coexistir, y él mismo quería dirigir este orden del mundo con pactos. Pero, ya entonces, antes incluso de que ocurrieran los hechos del OR. el dios jefe pecó contra la naturaleza. En el prólogo de Götterdämmerung, las Nornas explican que Wotan sacrificó uno de sus ojos para así poder beber de la fuente de la sabiduría. Tan pronto como adquirió esta sabiduría, arrancó una rama del fresno (el árbol, el fresno) del mundo y la convirtió en la lanza con la que gobernaba. De esta manera, Wotan inmediatamente utilizó su sabiduría para conseguir poder, pero al hacerlo causó un terrible daño (hecho que llama la atención por su carácter terriblemente actual), Las Nornas se lamentan del robo: "Durante mucho tiempo, la herida arruinó el bosque, las hojas marchitas se cayeron, los árboles se consumieron y murieron, triste y completamente seca se quedó la fuente y su agua". Desde el mismo momento en que Wotan, adquirió poder, la naturaleza empezó a descomponerse.
En Rheingold encontramos a un Wotan que, ya en la cumbre de su ansia de poder, ha cometido otra ofensa. Con la intención de engañarlos, ha ordenado a los gigantes que construyan Valhalla, la fortaleza desde la cual pretende ejercer su poder. Tiene la intención de engañarles con la recompensa con su trabajo: Freia, la diosa de la juventud y el amor. Sabiendo que la presencia de ésta, es vital para que los dioses sigan existiendo. Wotan se halla entre la espada y la pared. Para encontrar un sustituto a la diosa que ha prometido a los gigantes, le roba a Alberich el OR., que el Nibelungo, había robado antes a las Ninfas del Rin. Aquí es donde Wotan se ve atrapado sin remedio en el complejo de culpabilidad, al cometer un pecado: anteponer la fortaleza, que es el fruto de su ansia de poder al nexo contractual que el mismo ha creado. Más tarde, confesará con remordimiento: "Me convertí en gobernante gracias a pactos; y ahora soy esclavo de mis pactos".
En "Walküre" a la noche siguiente, Wotan experimenta un cambio. Él, que hasta entonces ha estado representando un papel de balanza entre pactos cumplidos y pactos rotos, que sin descanso a perseguido la fuerza de su tambaleante poder, ahora puede analizar su situación. Se da cuenta de que precisamente ha cometido la equivocación que su propio código moral prohibía. Reconoce la relación dialectal entre el amor y el poder, y también su incapacidad para prescindir de uno de ellos: "Cuando aún era joven en el amor, los placeres no me atraían, mi espíritu ansiaba el poder... .Sin embargo, no podía prescindir del amor; en mi poder, ansiaba el amor". Cuando es consciente de que el poder significa renunciar al amor, se da cuenta de las consecuencias autodestructivas: "Debo renunciar a lo que amo, matar al hombre que adoro, engañar y traicionar a alguien que confía en mí".
Wotan hace planes, diseña utopías, intenta salvar el mundo que ha creado. A través de la agencia de sus Valquírias, llega a reunir un ejército de héroes con los que proteger su fortaleza Valhalla de los enemigos. Con la esperanza de que un héroe independiente devuelva el oro robado a las Ninfas del Rin, levante la maldición, y así, salve el gobierno de Wotan, éste engendra a Siegmund y Sieglinde. Pero la idea de Siegmund está predestinada a ser condenada porque Wotan está comprometido por sus pactos a que Siegmund muera en batalla. Se da cuenta de que ya no puede mantener su posición de poder durante más tiempo: "Vete entonces esplendor señorial, pompa divina y jactancia vergonzosa. Deja que caiga en pedazos todo lo que construí. Dejo mi trabajo. Ahora sólo quiero una cosa: el fin, el fin".
El Wotan de Siegfried es un dios diferente: el administrador de poder, que más tarde pecará de abusar de éste, abdica porque ha comprendido que las fuerzas del poder que el ha materializado en un acto tan criminal han de ser destruidas. Sólo entre los dioses que se consideran inmortales, Wotan, el más inteligente de todos ellos, valora su propia transitoriedad. Y de repente, este dios cruel y egoísta adquiere el sentido de la responsabilidad. Abdica por voluntad propia, y se convierte en un personaje sin nombre, en un "Viajero vagabundo". Deja para su nieto Siegfried, el representante de una nueva generación , la destrucción de la lanza con la que ejercía el poder, ya que se da cuenta que su poder de crear un héroe independiente sólo puede llevarse a cabo si él deja de guiarlo. Al dejar de aferrarse al poder tan egoístamente, Wotan se abre el camino hacia el declive y la redención. Las desoladoras palabras que Wagner escogió para su acotación describen lo único que el antiguo Señor del mundo le queda por hacer: "Desaparece".
Interpretes históricos: Friedrich Schorr, George London y Hans Hotter. Este último fue protagonista de la época dorada de Bayreuth y se le puede encontrar en las versiones dirigidas por Knaperttbusch.
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