Ví la Gala completa, sin el fragmento de Valquiria, que la RAI ha suprimido. Luego veré el enlace que Rubini nos ofrece. Bernheim sí, tiene gusto, pero ni el timbre me dice nada, ni el fraseo es especialmente variado ni personal y en un aria como el Porquoi que uno tiene grabada a fuego por quién todos ustedes saben... Quizás en un fragmento menos trillado y emblemático...
Aunque asumo que se pretendia hacer algo Universal y para todos los públicos, como reflejo del gran repertorio operístico, a mí me resultó un repertorio demasiado obvio y sobado. Sobre todo, porque tienes que escucharlo a mediocridades.
A mí lo que más me gustó, aparte del gran bailarín Roberto Bolle la Orquesta y Chailly, aunque se nota que un Maestro habitualmente riguroso trabajó poco con los cantantes, fue Garanca, una cantante actual sin ningún problema técnico lo que la convierte en rara avis. Oropesa, el timbre y la personalidad son las que son, pero su control, legato, dinámicas y dominio de la coloratura es indudable en un "Regnava nel silenzio" que nunca había escuchado. Sí la cabaletta que han cantado y grabado muchas en esa versión completa. A mí Feola me parece discretísima. La Rebeka, lo de siempre, material sonoro, pero nada bello ni personal, canto correcto, acentos mortecinos, temperamento Báltico. Todo lo contrario, la Yoncheva, con mayor calidad vocal aún y con carisma, personalidad y acentos en su Mamma morta.
Entre las voces masculinas, destacar a Carlos Álvarez, sin rival hoy día como barítono Verdiano y Roberto Alagna, con sus problemillas, pero que encarna la última voz y personalidad de tenor divo de verdad.
Tema Grigolo. Siempre que escucho a este cantante pienso cómo se puede dilapidar un timbre dotado generosamente por la Naturaleza (claro que corre -le he escuchado en la Arena de Verona y en la Bastilla de París- además, el timbre es áureo). Tendría que callarse un año, meterse con un Maestro de canto en una ermita para cumplir un deber, encauzar un don que los Dioses le han regalado.
Una mención para Plácido Domingo a sus casi 80 años y en su décimo Santo Ambrogio. Tiene mérito, pues canta sin aire, pero con un timbre aún plenamente reconocible y con lo que le he venido encima se mantiene "come scoglio". Una afrenta y un baldón para España, que quien ha paseado su música y nombre por todo el Mundo no pueda cantar en su país, mientras lo hace en Viena o La Scala (que no son los Teatros de ópera de Las Islas Feroe o Bostwana, precisamente). Vergogna!
Lo de Livermore, un bodrio. Las proyecciones entre lo absurdo y lo sonrojante.
_________________ "El canto como la belleza que se convierte en verdad" (Friedrich Schiller)
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