Creo que no se deben olvidar algunos hechos básicos:
-El acoso sexual, el abuso y las situaciones de dominación de hombres hacia mujeres son omnipresentes, también en el mundo de la ópera
-Domingo es una persona de extraordinario poder en el mundo de la ópera. Hacen falta muchas contorsiones dialécticas para hacerlo pasar por víctima
-Hay una veintena de denunciantes con nombres y apellidos, cuyos datos y testimonios han sido corroborados y contrastados por periodistas profesionales (de una de las mejores agencias de noticias del mundo y de la radio pública de EEUU). Otra cosa es que sus datos personales no hayan sido revelados para protegerlas (lo que da la medida de la posición de poder del denunciado). Es incorrecto hablar de denuncias anónimas (chismes, emails, notas enviadas a la redacción). No. Son testimonios recogidos profesionalmente y de cuya veracidad no se debe dudar de entrada. Aún no he leído de ningún defensor de Domingo ningún hecho que permita poner en duda alguno de estos testimonios
-Los directores de los teatros de ópera deben programar con criterios artísticos y siempre con los límites de la igualdad y la no discriminación, pero su deber es también velar por la seguridad en el trabajo de todas las personas empleadas en una producción. Si hay sospechas sólidas de comportamientos peligrosos para el personal artístico y administrativo del teatro por parte de una persona, es una buena decisión prescindir de sus servicios, con las compensaciones que cada contrato establezca, y no contratarla en el futuro. No se trata de un juicio moral de la vida privada de Domingo sino de un intento de evitar los daños que puede producir su presencia en una producción, basándose en la información publicada y la experiencia de las propias trabajadoras de muchos teatros. Las peticiones de mujeres del coro y trabajadoras del Met son elocuentes por sí mismas
-Que amigos y compañeros de Domingo salgan diciendo que delante de ellos o con ellas se comportó siempre correctamente sólo es testimonio de dos cosas: de que son sus amigos, y de que (si les creemos) en los momentos en los que estuvo con ellos se comportó correctamente (según la vara de medir de cada uno). No son testimonio de lo que hizo en el resto de minutos de su vida en los que no estaba delante de ellos
-La presunción de inocencia y la máxima in dubio pro reo son garantías procesales y legales a las que tiene derecho todo acusado y son parte de los fundamentos de nuestro Estado de Derecho, pero no tienen por qué aplicarse automáticamente a cualquier situación de la vida social. Con el límite de la no discriminación, los teatros son libres de contratar a quien quieran, respondiendo a los valores de la sociedad y la comunidad de la que forman parte
-La carrera de Domingo y sus cualidades artísticas son independientes de cualquier consideración sobre estas acusaciones. La defensa ciega que se puede leer por parte de algunos seguidores son producto de la mitomanía que abunda en el mundo de la ópera