Vayamos por partes...
La Mamma morta es un aria maravillosa, es un gran ejemplo de "maridaje" perfecto entre música y letra. El debate entre la primacía de la música o de la poesía (Richard Strauss, Capriccio) aquí está resuelto: la música sirve a la poesía y la poesía a la música. Hay otras grandes arias donde eso no funciona tanto.
¡El verismo! El verismo no existe. Es posible que los libretos, las historias, se impregnen del naturalismo (Zola et alia) que dominó a la literatura a finales del XIX. De acuerdo. Pero musicalmente el verismo no existe, no tiene ningún rasgo distintivo, musical, propio. Es simple y llanamente melodismo italiano, posterior a Verdi, desde luego, pero que no rompe en absoluto con la gran tradición italiana.
Reto a quien me convenza de que el verismo italiano es MUSICALMENTE algo distinto y rompedor dentro de la gran línea o arco MUSICAL que va de Verdi a Puccini. Wagner fue rompedor, Debussy fue rompedor, Alban Berg lo fue también (hablo de música). Cavalleria es una preciosa ópera pero musicalmente es continuista (y no pasa nada).
Finalmente, Chenier es una estupenda ópera, pero echo de menos que en la escena final no aparezca la Pimpinela Escarlata para salvar a los protagonistas
¿Se imaginan a Leslie Howard entrando en la prisión y llevándose al poeta sano y salvo a Londres?
Saludos