De acuerdo

Hombre, eso por supuesto.

Hombre, es que yo me estaba refiriendo a la sobreactuación escénica, por aquello de la virilidad, la testosterona y todas esas cosas tan machosas de las que hablaba Abdallo en la presentación del hilo... Bromeando con ello, vamos...

Siempre con los maximalismos... Es que no es ni una cosa, ni otra, creo yo... Existen los términos medios (que, por lo demás, suelen ser los más acertados).

Sí, y yo también... Pero no deja de ser un desmelene (tanto del tenor, como de la soprano: porque hay que ver cómo arremete ésta cuando quiere volver a la plaza, agachando la testuz como si fuese un Mihura...).

El macho alfa, ya lo dijo Abdallo al principio del hilo... Como Trump, pero sin tupé y en moreno...

Yo creo que puede ser una cosa, la otra, y un término intermedio. Esa diversidad crea grandes referentes como MDM.

Estimado y respetado doctor, le entiendo perfectamente. Y le entiendo porque yo también hice ese viaje de ida y vuelta. Tras el impacto que Del Monaco me provocó en mis primeros años de escucha con esa voz descomunal y esos medios casi sobre humanos, llegó una etapa de reflexión y de análisis que me puso al descubierto esas limitaciones que usted menciona. Pero alégrese, que tras esa epifanía vuelve otra que seguramente le otorgarán los años: los defectos de Mario provienen de la dificultad de dominar y encauzar una voz y un aparato respiratorio sin parangón en el mundo de la lírica: color, extensión, volumen y aliento que, aunados, hace prácticamente imposible no ya el fraseo, sino la simple modulación con una finalidad musical; un diamante en bruto que, para pulirlo, necesitó de una técnica (autodidacta, por supuesto) tan titánica como los medios que estaban a su alcance. Ahora a mí, todo ese cúmulo de exageraciones, de aspavientos, de alzamiento de brazos y de ojos que se salen de sus cuencas, me parecen una muestra del esfuerzo del cantante por acompañar esos medios y esas facultades que, de otra manera, serían una mera manifestación de fuerza bruta. Asimismo, mi Mario derrocha en todas esas manifestaciones algo puro y sin trampa ni cartón: la honestidad y la autenticidad de su canto y de su arte. Ahí es nada.

Ah..!

En mi opinión, estimado amigo, Bergonzi por encima de todos.

¡Por Mozart, no compare!

¡Por Mozart, no compare! [/quote]
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También decir que Don MDM, probablemente ni pajolera idea de quien fue Don W.A. Mozart.

Seguro que Del Monaco sabía quien era Mozart, aunque no llegara a cantar ninguna de sus óperas. ¿Se estará usted refiriendo a Donald Trump?

Corelli y Bergonzi eran más bien tímidos en la escena y en el caso de don Carlo, un estilista más preocupado en el canto, que podría llevarlo a ser anónimo y telegrafiado en la escena.

Además, don Mario del Mónaco, tampoco es que fuera un descerebrado de 24 horas.

Basta mirar muchas de sus entrevistas de todas las épocas, donde se nota una persona muy centrada y cabal. Cuando subía al escenario era otra cosa.