Abdallo escribió:
La única intervención desde el punto de vista dramático se produce en el último cuadro del Acto II, pero tampoco es que sea muy relevante; evidentemente, su condición de abuelo de los hijos sacrílegos de su hija le da cierta relevancia, pero no es insalvable. Norma se los puede dejar a Clotilde perfectamente. Y en el concertante final, Oroveso no deja de ser una mera comparsa. Lo que no entiendo es que Oroveso salve a Adalgisa, cuyo nombre ha sido silenciado por Norma a propósito y a cambio de su propia vida...
Sacado de Wikipedia:
"Norma llama a los suyos; ha decidido cuál será la víctima: una sacerdotisa que ha infringido los sagrados votos y traicionado a la patria. Va a pronunciar el nombre de Adalgisa, pero se ve envuelta en un sinfín de sentimientos contradictorios, debatiéndose entre la lealtad a su pueblo, el amor al romano y sus remordimientos por haber traicionado sus votos. La culpa de Adalgisa es la suya y, en medio del asombro general, pronuncia su propio nombre, expresando su amor por Pollione (dúo: Qual cor tradisti - "Qué corazón traicionaste"). Conmovido, Pollione comprende la grandeza de Norma y decide morir con ella. En secreto, Norma confiesa a Oroveso que es madre y le suplica que cuide a los niños, a fin de que puedan salvarse, alcanzando Roma junto con Clotilde. Luego sube a la pira con su amado para morir juntos (Concertante: Deh! Non volerli vittime - "No los conviertas en víctimas")"
Si usted cree que una madre, con la estatura moral que refleja este argumento, va a dejar a sus hijos abandonados por no delatar a Adalgisa, pues bueno. Oroveso no salva a Adalgisa, lo que quería decir es que sin una persona de su entera confianza para dejar a sus hijos, Norma hubiera dicho su nombre si queremos que el argumento tenga sentido.
Y si cree que las mujeres solas eran intercambiables para estos encargos con hombres con prestigio en la comunidad en los tiempos de la antigua Roma, pues vale. Sin contar que, sin Norma, Clotiilde queda mas desamparada que los niños. De momento, de la acusación de encubridora no la salva nadie.Y en esos tiempos, los complices de los condenados por traición, lo tenían bastante crudo.