El fin de semana pasado me entró la curiosidad y compré la entrega correspondiente de la colección de
This is opera que están distribuyendo los periódicos del Grupo Vocento. La idea consiste en vender un DVD con cada capítulo, acompañado por un CD con alguna ópera del compositor que protagoniza el programa, más un librito que recoge una pequeña historia de la ópera por capítulos y diversas informaciones sobre el autor y la obra que toca. En principio, parece una iniciativa atractiva, la parte impresa está bien editada y vale para el fin divulgativo que pretende. El programa de Ramón Gener ya lo conocemos. Lo más decepcionante es el CD, al menos en este caso: grabación bastante mala con solo unos cuantos números, que apenas sirve para hacerse una idea general de la ópera, habida cuenta de la vaguedad del resumen argumental y que ni siquiera se incluyen las letras de todos los fragmentos recogidos.
Ya metido en harina, busqué por otros canales y me escuché la totalidad de las arias, sin recitativos, de este
Motezuma. Al parecer se trata de la primera edición casi completa (los pocos fragmentos todavía perdidos se sustituyen por “préstamos” también vivaldianos) de un título que hasta entonces se había representado y grabado en pasticci, reconstruido gracias al rescate de los archivos musicales de la Berliner Singakademie, cautivos en Kiev hasta la desaparición de la URSS en una peripecia casi tan complicada como la que narra la propia ópera. La audición de la obra permite hacerse una idea del carácter ambicioso de la empresa de Vivaldi, que echó toda la carne en el asador para recuperar el lugar perdido durante su ausencia de Venecia a consecuencia de los éxitos de las óperas napolitanas. El escenario histórico es atractivo, por lo original, y aunque la trama sea tan inverosímil como es habitual en el mundo barroco, los personajes están trazados de manera que va más allá del estereotipo, tanto en el libreto como en su tratamiento musical (melodía, ritmo e instrumentación sirven al retrato).
Hablando de esta grabación en concreto, la labor de Alan Curtis e Il complesso barocco me parece solvente, pero menos inspirada que en alguna otra obra que les he escuchado. El reparto cuenta con nombres conocidos –y reconocidos- por los aficionados a este repertorio, que cada día se prodigan menos en el foro, por cierto. A mí no me han impresionado demasiado. Es más, el papel de Motezuma corre a cargo del barítono Vito Priante, que me parece más bien malillo: voz tragadísima, canto esfiatado e interpretación de brocha gorda. Arias como
Gl’otraggi della sorte o
Se prescritto in questo giorno merecían mejor suerte. Otras estrellas del “universo barroco” pueden ofrecer algún elemento de interés, pero con carencias evidentes, a mi modesto entender. La emperatriz Mitrena es una Marijana Mijanovic que coloca algunas frases impactantes desde el punto de vista dramático, pero musicalmente es un despropósito (Curtis parece en algún momento a punto de perder su flemático pulso para acompañar el caos métrico y tonal de esta señora). En el otro extremo, la soprano Roberta Invernizzi (princesa Teutile) lo hace todo tan bonito y ajustado como inane. La mejor de la función es Maite Beaumont. No creo que sea barrer para casa: la navarra es un Cortés convincente y con diversos registros, pero a diferencia de la Mijanovic, la suya es una interpretación respetuosa con la partitura y técnicamente aseada (escúchese, como ejemplo,
L’aquila generosa).