He estado estas dos últimas semanas con
el Anillo de Karajan, para DG tan denostado por la oficialidad Wagneriana y, señores, me parece un peazo de Anillo. Para mí, el segundo mejor de la discografía en estudio y no tan lejos del de Solti, que le supera por reparto. Cierto es que hay errores en el mismo, pero no tantos como decía Mayo y también muchos aciertos. Entre estos últimos la magnífica Crespin, (Brunilda en Valquiria), Karl Ridderbusch (Faffner y Hagen), Jon Vickers (Siegmund), Martti Talvela (Fasolt), Zoltan Kélemen (Alberich), Christa Ludwig (Waltraute y Segunda Norna), Josephine Veasey (Fricka), Oralia Domínguez (Erda) y los lujos de Edda Moser como Wellgunde, Caterina Ligendza como tercera Norna o Helen Donath como Wollginde.
Acierto también considero el Loge de Stolze, la voz es la que es y emite sonidos realmente desagradables, pero es difícil encontrar un fraseo más intencionado, sinuoso y pleno de matices. Acierto también, en mi opinión, el Wotan de Valquiria y Viandante de Thomas Stewart (que también encarna a Gunther). Como intérprete no es Hotter, pero la voz es estupenda, robusta, caudalosa, atractiva tímbricamente y la expresión entregada y sincera, propia de los cantantes americanos. Un Wotan de nivel. A pesar de lo ausente, poco efusiva y escasamente comunicativa, que es la Janowitz (Siglinda y Gutrune), también es un acierto, por la pureza, homogeneidad y belleza de su timbre, de un esmalte radiante, y la gran clase de su canto.
Vamos con los errores. En primer lugar, discutible el Wotan de Oro a cargo de Dieskau, poco imaginable en teatro y que parece un Dios filósofo con un libro muy gordo en lugar de lanza, pero no exento de interés con ese fraseo de orfebre y detalles que no suelen encontrarse. Seguimos con la Dernesch. Karajan quería a la Nilsson, pero ya había participado en el de Solti y no podía contar con ella. La Dernesch es demasiado lírica y con problemas en los agudos que se acercan al grito, pero el centro es potable y su entrega indiscutible. Jess Thomas (Sigfrido) tiene un centro consistente y atractivo, además de un fraseo cálido y trabajado, pero le faltan volumen y tonos heroicos. Finalmente, Helge Brilioth, (Sigfrido en Ocaso) vocecita de timbre claro y nula personalidad, pero al menos, transmite juventud. Tampoco había en la época (1966-69) mucho tenor Wagneriano de calidad donde elegir.
Karajan quería hacer algo distinto, un Anillo en que el canto, la parte vocal, tuviera más protagonismo del habitual y sin esa grandilocuencia y densidades sin fin de la tradición. Una orquesta menos excesiva y prevaricante
Deslumbrante absolutamente la prestación orquestal con una gloriosísima Filarmónica de Berlín. Como se ha criticado, podrá ser demasiado estudiada esa búsqueda por el sonido perfecto, por el esplendor más hedonista, pero a fe que lo consigue concurriendo un buen puñado de momentos en que uno queda boquiabierto. La orquesta no sólo deja cantar, estimula el fraseo y los acentos, pero, además, narra, crea atmósferas,es vigorosa cuando debe serlo, y con una gama dinámica que deja patidifuso.
Un gran Anillo