El Teatro Arriaga nos dejó perplejos en su momento con la puesta en escena de esta zarzuela de Pablo Sorozabal; un oasis en el desierto de la imaginación.

Ayer, "Verdi", el reciente disco de Ludovic Tezier. El barítono francés interpreta arias de Don Carlo de Vargas, Posa (en francés), Carlo V, Ford, Conde de Luna, Germont, Macbeth, Nabucco, Yago, Rigoletto, Renato y de nuevo Posa (en italiano). En todas ellas hace gala de una magnífica voz con centro, graves y agudos, y de un fraseo verdiano como no se encuentra hoy ni en los mismos italianos. Evidentemente, no es el mejor de la historia, pero yo no tendría inconveniente en situarlo a la cabeza de los actuales. A destacar su "Urna fatale" y el "Balen". En "Oh, de verd'anni miei" introduce una estupenda cadencia, a cambio de renunciar al tradicional agudo final. Su "monólogo" de Ford resulta, quizá, demasiado "auténtico", como si "le corna" que lamenta el personaje correspondieran a una ópera seria. En conjunto, un excelente disco.

Quizás la obra más amada por el mismo compositor aunque en mi opinión es una ópera de argumento de mal y repentino envejecimiento.

Ayer, "Werther". Función de Zürich (2018). Grabación de Mezzo. Su mayor (y casi único) interés radica en la presencia de Juan Diego Flórez como protagonista, siguiendo los pasos de Kraus, como parece que está haciendo en esta etapa de su carrera. Su Werther es más atormentado que melancólico en lo escénico, y vocalmente entregado (aunque suena demasiado ligero), pero en conjunto interesante. El resto son probos cantantes desconocidos (al menos para mí) con un concepto centroeuropeo de la corrección. Dirige uno con la batuta. La producción, también centroeuropea, claro, con todo lo que esto significa. Decorado único: el interior de la casa de Charlotte, que se santigua al revés (debe ser eslava). En la última escena Werther se presenta en la casa cuando ya se ha pegado el tiro. Hay que reconocer que, con todas sus tonterías, al menos sigue el argumento. Pues menos mal. Da la impresión de que se tomó sin público, pues sólo suenan aplausos tras "Pourquoi me reveiller", y parecen postizos. Esta cualidad se revela inequívocamente en los saludos finales, en donde los aplausos están totalmente descoordinados con la salida de los intérpretes.

Salvo error, única ópera de Escudero de la que puede disponerse grabación hoy en día; más aun, el Teatro Arriaga tenía prevista su puesta en escena poco antes de la pandemia y solo queda esperar que dichos planes no caigan en saco roto. Por lo demás subrayar la extraordinaria pronunciación del euskera de la mayoría de los no autóctonos de la grabación, con especial mención a Ana María Sánchez, sencillamente ejemplar.

Redescubriendo a Massenet.

¿Por qué Dame Joan Sutherland debe de figurar entre las más Grandes de, por lo menos, la segunda mitad del XX?

Por su Esclarmonde y por esta Sitá. Sólo con cantar la Esclarmonde como la grabó en ese lejano julio del 1975 debe de estar entre éstas.
Dame Joan Sutherland ha sido una cantante que le ha mirado con cariño la fortuna...ciertamente. Primero, qué duda cabe, su calidad extraordinaria vocal. Con tal calidad de instrumento, es lógico que se la pueda catalogar como un fenómeno vocal. Sobre esa calidad y técnica de hierro, le sonrió la Fortuna: australiana y afincada en el Reino Unido formando parte del equipo estable del Covent Garden. Sobre esto vino luego su casamiento con un pianista y grandísimo director de orquesta: Bonynge y sobre ellos....la DECCA, con lo que ello supone a la hora del acompañamiento de grandes colegas como Pavarotti, Aragall, Milnes... Coctel maravilloso que ha dado como fruto una de las más y mejores discografías de una prima donna, de modo que escuchando su discografía oficial se puede ver su evolución desde Alcis y Galatea hasta la Adriana.

Pasaría un ángel en estas dos grabaciones, ya que si ha sido "La Esclarmonde" (aunque desde que he escuchado a la Dominique Gless la cosa no me queda tan clara) ha sido una Sitá inigualable, y ha realizado la mejor grabación de estudio que hay ...y habrá por mucho tiempo, de esta exigente y preciosa joya massenetiana. Con este cartel no es para menos:

Alim: Luis Lima. Tenor poco o nada conocido hasta ahora por mi. Argentino, con una voz preciosa del centro hacia abajo. En agudo, en este papel...es suficiente y hace personaje.
Sitá: Joan Sutherland. Inatacable en el plano vocal. Con una caracterización correcta y con una dicción francesa mejor de lo que podría esperarse.
Scindia: Sherrill Milnes. Siempre he admirado mucho a este barítono en los papeles franceses que le he escuchado: Athanael y éste. Con muy buena dicción francesa. Todo un profesional de primera y de gran versatilidad.
Timour: James Morris
Indra: Nicolai Ghiuarov!!!
Kaled: Hougette Tourongeau. Escepcional en repertorio francés. Su lengua materna. Con una dicción en Therese y en Parseis perfectas...hasta la erres francesas. Aquí está bien tambíen, aunque la dicción la percibo más borrosa....la magdalena... curioso.

Orquesta, coro, dirección.... Desde luego, los melómanos debemos estar muy agradecidos a la pareja Bonynge-Sutherland: sólo por la Esclarmonde, Le Roi de Lahore o la Therese debería cualquier amante de la ópera francesa tenerlos en un altarcito.

Si a estas grabaciones le añadimos la estupenda Thaïs de la Sills para la EMI/Warner y su Manon de la DG o el Werther de Gedda con De los Ángeles ya ni les cuento.


saludos a todos.

Añado:

Cierto que no ha sido el único que la tocado Massenet...Plasson. Cierto...pero ¿Podría cuando grabó Plasson su Herodiade o su Don Qujote encontrar unas Esclarmonde y Sitá como la Dame Joan Sutherland? creo que no. Gracias a Bonynge podemos hoy disfrutar de ese "rol imposible" que es Esclarmonde.

Solo agregar que existe una grabación pirata de dos años antes, un pelín más fresca, de su estreno en la ópera que tuvo lugar en Canadá, país donde doña Joan era muy dada a ser debutar papeles de los años setenta.

Luis Lima fue un tenor muy conocido en su día en casi todos los teatros de ópera del mundo. Le vi a mediados de los setenta en una Cavalleria junto a Fiorenza Cossotto en el Liceu de Barcelona Tiene, que yo sepa, al menos una grabación del Don Carlo en vídeo desde el MET, aparte de otra discografía. El problema de Lima, al igual que el de la mayoría de sus coetáneos, fue la competencia del inevitable Domingo en todo el repertorio.

Luis Lima poseía un timbre muy grato, pero el canto era más bien intuitivo y la técnica somera. Le ví Carmen con la Berganza, Riccardo de Ballo in Maschera (muy pobre) y Luigi de Il Tabarro en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, así como Turiddu con la Báltsa en Viena (con la maravillosa producción de Jean Pierre Ponnelle). Finalmente, regresó a Madrid, ya en el Teatro Real, para un Don Carlo en comatoso estado vocal. Fue protestado e incluso declaró que lo agradecía, pues el público de Madrid le había mostrado que ya era hora de decir adiós.

Indiscutibles las grabaciones de Esclarmonde y Le Roi de Lahore de la pareja Bonynge-Sutherland. El primero ha sido un estupendo director de ópera francesa, pero ha de ceder ante los magníficos, además de autóctonos y más idiomáticos, Georges Prêtre y Michel Plasson.

Pero como ellos dos no grabaron esas óperas, don Ricardo alza la bandera.

Por estos lares, más bien don Luis afirmaba que se retiró pues ya no daba el tipo y no se refería a lo vocal, para cantar papeles que externamente mostraban otro perfil y que no lucía creible.

Pero que seguía ofreciendo conciertos y recitales en ese entonces.

Todo depende de donde se rinda la declaración y como es muy característico de los de su tierra.

https://youtu.be/LmyCsHVCNak

https://youtu.be/DMjdRwMPU9A

Ayer y hoy (es muy larga), "Los Troyanos". Función de Les Arts (2009). Grabación de Mezzo. La vi con otro reparto. Dirige espléndidamente Gergiev. Eran los tiempos en que la Orquesta causaba asombro. Ahora mantiene la calidad, pero ya nos hemos acostumbrado. En los papeles principales, Elisabete Matos es una heroica Casandre. Daniela Barcellona, una gran Didon (la triunfadora de la noche, a pesar de que parecía el ratón Mickey con el sombrerito que le encasquetaron). Lance Ryan (que había tenido éxito con su Siegfried) es Eneas, y no me gusta nada (yo vi a Stephen Gould, que tampoco me gustó). La voz no es mala, pero canta fatal y desafina como un condenado. Es sabido que esta ópera consta de dos partes bien diferenciadas, y Eneas es el único que aparece en ambas. Por allí pululan también Eric Cutler (Iopas), Stephen Milling (Narbal), Gabriele Viviani (Corebe), y una mezzo cuyo nobre no recuerdo (Ana). Cantan muchos más, algunos con una sola frase. La producción, de La Fura, que por aquel entonces se había ganado un gran cartel en Les Arts con la Tetralogía. Aquí bajó mucho el nivel hasta el punto de que algunos dijeron que había decepcionado (a mí no, porque paso bastante). En muchos momentos se sacan ordenadores a escena, lo que fue inmediatamente aprovechado por los sagaces especialistas en la interpretación de las paridas escénicas para relacionar el título de la obra con los virus informáticos (¿?). Pasajes relativamente extensos cantados por intérpretes colgados del techo (marca de la casa). Y oscuridad, mucha oscuridad. Para esta tropa, nunca es de día. ¿Y la obra? Pues le reconozco su importancia y calidad, pero no es mi ópera.

Ahora oyendo el CD que recoge este concierto. Lo mejor, la cantidad de obras casi olvidadas que se han recuperado y grabado.