Mientras recogía la cocina he estado escuchando un pedazo del acto I de los Maestros Cantores en directo desde Bayreuth y me ha llamado la atención que David parecía tener una voz de más entidad y con más cuerpo que Walther...

Yo ayer escuché, un poco por encima, el primer acto de Lohengrin. Se me ha olvidado que hoy era la retransmisión de los Maestros Cantores...

Yo estoy aquí spotifiando a Ferruccio Tagliavini
Era uno de los tenores favoritos de mi padre. Y hay que reconocer que por ejemplo en Lucia canta con una sensibilidad mayúscula, a la vez que es capaz de proyectar unos agudos limpios y puros. También frasea con notable intención.
A mi me gusta. No se si será así, pero me decía mi padre que le disfruto en la Zarzuela, y que es uno de los tenores que, con Don Alfredo, mejor le pareció. Técnicamente hablando.

Mi ignorancia musical solo me permite decir que canta como los ángeles...

Les dejo link...

https://open.spotify.com/track/6Oh4A2cR ... 7RdwBJuP7A

Especialmente dedicado a Angelparsifal y a todos los wagnerianos que les guste Gwyneth jones.

He adquirido vía mp3 (como excepción, ya que en https://www.premiereoperaintl.com no está permitida la compra de mp3 - el caso es que debido a que perdió por el camino, me hizo el favor el dueño de la web pasarme los archivos mp3-) el debut de esta soprano galesa en Isolde.

Cast:

G. Jones (role debut),
Spas Wenkoff Tristan
Ruza Pospisch-Baldani Brangäne
Thomas Stewart Kurwenal
Simons Estes Marke
Kurt Adler director (3 CDs)

Opera de San Francisco

G.Jones canta Isolda en 1980, con esto está todo dicho. No estamos ante la Venus-Elisabeth que tengo de 1972 grabada en Bayreuth, pero no la encuentro para nada una pésima Isolda, todo lo contrario, aún con su vibrato ancho ( no tan exageradamente ancho como unos quieren hacernos ver) compone una Isolda espectacular en cuanto a interpretación y con una voz de timbre hermosísimo, por lo menos para mí.

tengo los mp3. Si alquien está interesado en esa grabación, puedo pasárselos.

Muy amable. La escucharé.

No estoy siguiendo el festival, así que agradecería comentarios al respecto. De momento, la única función que he podido repasar con algo de detenimiento ha sido la de Tannhäuser, que tenía varios puntos de interés. El protagonista era Stephen Gould, que ya sabemos lo que da de sí, con la emisión cada vez más dura y esa voz que no termina de girar, pero mostrando mucho oficio y entregándose en los momentos decisivos. Eva ha sido debutada por la noruega Lise Davidsen, a la que nunca había escuchado. La voz no parece la más adecuada para el personaje, le falta dulzura y ligereza, pero es muy contundente, segura, efusiva y sabe recoger el sonido cuando es menester. El Wolfram de Marcus Eiche no pasó de correcto, el Walter de Daniel Behle estuvo cantado con gusto y el Landgrave de Milling fue bastante imponente, que es de lo que se trata. Venus debería haber sido Ekaterina Gubanova, pero tuvo que ser sustituida por otra eslava, Elena Zhidkova, que en la transmisión parecía sobrada de decibelios pero en absoluto carente de expresividad y matices. Hay que subrayar la presencia de un español, Jorge Rodríguez-Norton, en el breve papel de Heinrich. Sorprendente que nadie se haya hecho eco hasta ahora del acontecimiento. Para mí era un completo desconocido, que solventó con dignidad el cometido.

La estrella de la función era otro debutante: Valery Gergiev. Para haberse saltado todas las normas de Bayreuth sobre ensayos, el resultado quizás no merece los sonoros abucheos que se le dedicaron, es casi imposible que esa orquesta no saque adelante la obra, pero sí es cierto que, en conjunto, fue una lectura unidimensional, sensual, lírica y romántica pero carente de hondura, filosofía, mística o como lo quieran llamar. El balance sonó excesivo en la cuerda y algo borroso en algunos momentos, lo que trató de compensar con tempi muy rápidos y de rítmica más bien rígida. En los coros y algunos concertantes falló el sonido de la retransmisión, así que no me atrevo a asegurar que los aparentes desajustes se oyeran igual en la sala.

Normalmente decimos que los norteamericanos son bastante prácticos y eclécticos en esto de la composición actual de ópera pero, de repente, aparece Harry Partch y cae el tópico. The Bewitched es una ópera no apta para oídos sensibles: no hay línea melódica alguna, el peso absoluto cae sobre la percusión y el canto se basa en sonidos, no en un texto. Setenta minutos de pura y extrema vanguardia.

Lo de Kraus con este repertorio es de escándalo. Es difícil imaginar un registro agudo más solvente y técnicamente tan perfecto. Lástima de las tres canciones de El vagabundo y la estrella, que no hay por donde cogerlas.

Escuchando en directo desde el festival de Martina Franca (a punto de acabar) la poco frecuente Ecuba de Nicola Manfroce, con Sesto Quatrini y una sorprendente Lidia Fridman, en lugar de Fabio Luisi y Carmela Remigio, respectivamente, los inicialmente previstos.

Hace muchos años escribí en este foro que nunca me compraría esta tetralogía por considerarla, vocalmente, el máximo horror posible. Fue la primera que pude seguir por Radio Clásica (entonces Radio 2) y en mi primer candor asumí que Wagner se cantaba solo "así". Pues bien, encontrar una oferta de los 7 DVDs a 12 euros, gastos de transporte incluidos, me ha animado y hoy he escuchado Das Rheingold que, intuyo, puede ser lo mejor de la velada.

Donald McIntyre es plano como el solo aunque vocalmente puede con el papel; Heinz Zednik hace un Loge histriónico en exceso, como un Stolze sin categoría, demasiado Mimesco pero es buen actor. Este papel ha sido encarnado por tenores como Wolfgang Wingassen, Ludwig Suthaus o el mismo Siegfried Jerusalem y dotan al personaje de una entidad y dignidad mucho mayor. Bien Matti Salminen y Hanna Schwarz (Fricka) y un lujo el Froh del ya citado Siegfried Jerusalem. A Pierre Boulez le va la marcha y apuesta por un Oro "demasiado" ligero, sin pompa ni lustre, lo que se evidencia en la última escena, la entrada en el Walhalla. La puesta en escena de Patrice Chereau es hermosamente fea, una apuesta por el mundo insdustrial que, visto lo que hoy se hace, se convierte en algo casi conservador. No ha estado mal el prólogo, quizás porque sé que lo peor está por venir.

Es curiosa la trayectoria de Gwneth Jones. Está, no tan mal como los despellejadores discográficos pero ciertamente está en ese Ring vocalmente tocada arriba.

Es curioso repito esta cantante, la cual hizo unas titánicas Brunildas con Colin Davis en 1978 en Covent Garden o en Bayreith en 1975-77.

Curioso asunto, cuando ya nadie la elogiaba, nos planta unas Elektras en 1990 en Genova y Orange en 1991 de órdago.

Segunda jornada de la tetralogía y ya comienzan los problemas. En concreto, en esta ópera está Peter Hoffman, un Siegmund de manual para saber lo que no hay que hacer. Ya se saben que estas grabaciones se hacen en falso directo y sin público y les suponemos un ritmo bien distinto a la función en directo. Pues a pesar de todo este Siegmund es famélico, endeble y casi asmático. Cierto es que en la zona central tiene frases bonitas, especialmente en el acto II, en su encuentro con Brunnhilde pero el acto I es muy flojo: sus Welse! son de primero de canto y su frase final en el mismo acto, la muestra de una impotencia.

Jeannine Altmeyer nunca ganará un concurso de canto matizado pero, al menos, cumple con la parte más "heroica". Gwyneth Jones está algo gritona pero tampoco es un disparate. Bien Matti Salminen (Hunding) y mejor Hanna Schwarz (Fricka). Las walkirias cumplen sin mayores alardes y entre ellas destaca una futura Brünnhilde de la época como Gabriela Schnaut.

Pierre Boulez vuelve a darle ligereza a la obra; escuchen, por ejemplo, como se precipita al final del acto I, como si tuviera prisa por terminar. La propuesta de patrice Chereau, que ha terminado siendo histórica, está bien desarrollada y la escena final, la despedida del padre ante la hija, tiene -siempre dentro del estilo industrial- muy buena pinta.

El acto II del Tristan und Isolde desde Bayreuth en directo.

Lo dejo, ya no lo aguanto más. De pena penita pena Petra Lang y Stephen Gould .

La gran razón por la que nunca quise comprar esta versión de la tetralogía era Manfred Jung, el interprete de Siegfried. Aun recuerdo con pavor sus aullidos a través de Radio Clásica, que nunca cesaron pues años después le recuperaron para el Mime, aullando a una con el inclemente Siegfried de Christian Frantz. Era difícil saber quien era peor.

Pues bien, oída esta versión videográfica hay que agradecer a las técnicas de grabación hayan permitido al señor Jung administrarse para ofrecer una versión aceptable. La voz es muy fea, con sonidos abiertos y, por momentos, descontrolados; la franja aguda es muy débil pero está lejos de ser el despropósito del directo. Además, como actor es muy plano, muy estilo Victor Mature. Su pelea con Fafner, el dragón, es de actor muy malo en función de fin de curso en el instituto. Gwyneth Jones está bien aunque algún agudo está destemplado pero se puede ver y escuchar.

El Mime es Heinz Zednik, mucho más apropiado en este papel que en el Loge inicial. De hecho, Zednik fue un buen Mime, histriónico pero teniendo en cuenta que el papel lo permite, ni tan mal. El resto, bien con reparos: McIntyre tiene voz pero le falta estilo; Hubner es un Fafner de andar por casa, etc.

La puesta enescena, con una fragua que parece una fábrica antigua, me gusta; Pierre Boulez apuesta por los tempi rápidos y por una visión de la obra bastante ligera. Yo preferiría más heroísmo, sobre todo en el dúo final pero al menos es coherente durante toda la obra.

Estos días he reescuchado el disco de Marina Rebeka “Spirito”, dedicado al bel canto, en el que interpreta escenas completas de “Norma”, “Il Pirata”, Maria Stuarda”, “Anna Bolena” y “La Vestale”. Se confirma la impresión positiva que me causó en la primera escucha. La letona interpreta las obras con una voz de atractivo timbre y un muy cuidado estilo. A destacar la tremenda escena final de “Il Pirata”, la de “Stuarda” y la de “Bolena”, en la que enlaza “Al dolce guidami” con “Coppia iniqua”, esta última coronada con un espectacular sobreagudo no muy timbrado. El disco se escucha con agrado.

Asimismo, he visto “Romeo et Juliette”. Función del Met. Grabación de Mezzo de hace unos años. Dirige Plácido. En los múltiples papeles secundarios, algunos de los cuales tienen aria, cumplen sobradamente los cantantes “de plantlla” del Met. Robert Lloyd es un muy ajustado Frère Laurent. La pareja protagonista corre a cargo de unos extraordinarios Anna Netrebko y Roberto Alagna. Ella es una deliciosa Juliette marcando la transición desde la inocencia del principio a la amargura del final. Roberto es un Romeo juvenil y gallardo, con una magnífica versión de “Ah, leve-toi, soleil” y un acongojante do en “la revoir”. La producción, típica del Met cuando quiere hacer las cosas bien. En conjunto, una esplendorosa función