Zelenka, por favor, no ponga sobre antisemitismo (concepto que no he utilizado en ningún momento) en mi teclado lo que no he escrito: que el señor Reutter era del Partido Nazi parece muy claro. Yo desprendo de ello que era nazi; usted, que quizás no. Sin embargo lo que parece claro es que fue miembro del Partido Nazi. Ya se que es demasiado simple desprender que eres nazi porque eres del Partido Nazi pero es que yo soy muy simple.

Y dicho todo esto, su ópera me ha parecido muy interesante.

Y en qué momento dije que tú lo escribiste? Pero alguien que se afilia al partido nazi convencido de su ideología automaticamente es antisemita, no? La cuestión es que el régimen nazi empezó a desaparecer a los que estaban en su contra y a no dar trabajo a aquellos que no se afiliaban al partido. Y si uno tiene que poner un plato de comida en la mesa y no puede hacerlo porque no tiene trabajo acaba afiliándose al partido que sea aunque no comparta la ideología.

Así es.

No quiero polemizar así. Delante de una cerveza le dedicaría horas al tema con usted. No estoy en absoluto de acuerdo que un plato en la mesa justifique silencios tan estruendosos -como mínimo- pero cierro el tema.

La ópera weberiana de Wagner.

Me interesa más la ópera wagneriana de Weber.

Por desgracia, totalmente de acuerdo. Y no sólo en la Alemania nazi. En muchos sitios ha sido así. También en España. No es admirable pero sí comprensible. Hasta tal punto de no poder separar el grano de la paja.

Hay frases literales que luego aparecerán en Lohengrin

No sé cuál es el problema de esta ópera, no es lo que queremos escuchar de Wagner, pero está muy bien. Lo digo por previa crítica en el foro. Wagner tenía 20 años. La prefiero a Das Liebesverbot, la verdad.

Y yo también.

Pues yo no. Las hadas, ópera que he visto en Leipzig hace unos años, me parece un soberano tostón y claramente por debajo de Rienzi y La prohibición de amar.

+1

A mí me gusta tanto como "Rienzi" y menos que su única ópera cómica. A gustos, colores.

A mí esta versión de Las Hadas me gustó mucho. La compré junto a La Prohibición de Amar y Rienzi y me han encantado las tres, especialmente esta última.
Hombre, no es el Anillo, pero sin duda apuntaba ya maneras.

A los autores hay que conocerlos desde el principio. Así se aprecia su evolución. Yo, que soy verdiano furibundo, estuve algún tiempo buscando "Oberto" porque me inspiraba curiosidad. Con Wagner me ocurre lo mismo. Creo que el ostracismo a que se condenan las tres obras "malditas" de Wagner es injusto.