Qué elocuente. No sabía que me tuvieran tantas ganas.
Lorin Maazel me parece un músico sobresaliente. Yo hice Mahler con él y el coro auténticamente nos elevamos del suelo de la pasada que fue aquello. Pero yo no estaba hablando de eso ni de Sibelius, sino de si me parece o no la persona para adecuada para desarrollar teatro musical íntimo, que no siempre lo es. Sonar claro que suena, no faltaba más. Pero en ese DVD a mí no me conmueve. Porque Aida (y me fascina pero que no saben cuánto que no estén de acuerdo) me parece una obra repleta de momentos íntimos y conmovedores cuya verdadera significación en mi opinión a Maazel se le escapa.
Lo cual pues sin más; es una cuestión de gustos. Pero lo que no es una cuestión de gustos sino de tolerancia es que porque me gusten cosas distintas a la mayoría de ustedes o hechas de forma distinta a como les gusta a la mayoría de ustedes, la cuestión deja de ser Chiara, Pons, Maazel, Ghiaurov o Dimitrova, y pasa a ser que yo soy un mueble, yo soy eurotrash, yo no entiendo Aida, yo soy un microorganismo, etc.
Que muy bien, oigan. Yo he tenido mis buenas broncas en este espacio para que cada uno emplee su libertad de expresión como le salga de los eggs, pero créanme que, igual que la argumentación ad verecundiam es falaz (y jamás he pretendido arrogármela), la descalificación ad hominem no habla precisamente del descalificado.
A todo esto, estoy escuchando
Bastante que decir, pero en otro rato.