Dentro de mi particular recorrido por la discografía más escogida, oficial y pirata, de esta dotada soprano, toca el turno a la Norma de RCA. Mi segunda Norma después de la Norma de Sutherland, Alexander y Richard Cross para la DECCA.
Cuando leí en el milenio pasado la biografía de Caballe para la P&J, creo que comentaban que es la versión de Norma estrictamente fiel al original. Eso está en su haber desde luego. También la caballe en su última entrevista dada a la prensa comenta que la Norma está exenta de tanta "filigrana" como la que Joan Sutherland hacía en su encarnación de DECCA I, siendo la Norma un personaje por tesitura "más central" que la presentación de Dame Joan. Luego está lo que la Callas dijo a Caballé sobre Norma: "guarda cara, Bellini voleva una voce di angelo" y ciertamente, la voz sopranil que más se acerca a la voz de ángel, por tersura, facilidad de emisión y por pura y simple belleza tímbrica es la de la catalana. En este sentido, la Norma de Caballé es modélica. Su dicción está muy cuidada, sin duda fruto del pausado ambiente de un estudio de grabación y que Norma era un papel que tenía "in gola". Formaba parte de "sus" personajes más queridos y mejor tratados por tanto.
El problema es cual elegir, la de Orange o la de RCA. Yo lo tengo claro: la de RCA, precisamente por lo dicho en parte en el arterior párrafo. La belleza alcanzada en el plano estrictamente vocal unida al dominio de la columna de aire alcanzado en los duos con la Cossotto o desde el "cual cor tradisti" o en el "casta diva" la hacen preferible a Orange. No se puede cantar mejor esas partes y en el estudio de grabación Caballé siempre rindió muy bien - y a partir de muy pronto en su carrera mejor que en el directo - y ahora con la nueva remasterización, se oye hasta el más leve sonido. Por otra parte, Cossotto está pluscuamperfecta en la Adalgisa y al jovencito Pollione de Plácido Domingo lo prefiero al Pollione de timbre leñoso y con algún que otro agudo prestado de Vickers. Se beneficiaron del hecho de ser una versión de estudio, dado que la Fiorenza no sólo canta forte, sino que matiza, modula y en definitiva, cuida su personaje. El Domingo joven, repito, es el único que tolero y aquí hace un Pollione más interesante que Vickers y que Corelli. Menos musculado y más humano, con un centro vocal que por entonces era hermoso y con un registro agudo no muy exigido. Peca de lo que siempre peca, de "mezzofortismo" pero qué la vamos a hacer (me pregunto, como Gian Carlo Del Mónaco, cómo pudo hacer una carrera tan beneficiada por la fama sin do ¿misterios de la ópera?)
Caballé en esa Norma está vocalmente apabullante en determinadas secciones. Cierto y verdad es que su belcantismo está basado en la belleza vocal y es cuando es más fiel a ese fundamento, que en Caballé es fuste y capitel, cuando adquiere un mayor valor. Por ésto lo antepongo a Orange, por frescura vocal y por un respeto a los tempi que en Orange se pasa por el arco del triunfo desde "de non volermi vittime", relentizando más y más su canto, como demostración de su fiato y restándole verdad a la escena. Otro aspecto que está menos presente en la versión de RCA - aunque cuando hacía acto de presencia en esta versión tenía efectos acústicos cuestionables ("Schiavi d'una
matrigna;Olà, ministri, sacerdoti,
accorrete!) - es el registro grave. Por ahí empezó el derrumbe de la arquitectura vocal de esta soprano, y ya en Orange lo expone sin rubor alguno. Sinceramente, no es la Norma su mejor papel belcantístico, siendo su Imogene, Lucrezia o su Elisabetta del R.Devereux más adecuadas a su vocalidad, sobre todo las dos primeras.
Resumiendo: una Norma de estudio, muy bien cantada, más acorde con la original intención de Bellini, pero enana en el aspecto interpretativo. Centrada más en las arias de ritmo reposado, lánguido y otoñal que en los momentos di forza o en los recitativos. No hay una Norma de carne y hueso como la hacían voces vocalmente menos hermosas como las de Gencer 1964 o la de Callas en la Scala 1955.
¿mejor, peor? no lo sé. Según se mire y según nuestros gustos personales y nuestro estado de ánimo en determinado momento. Hay una cosa que Kraus - como todos sabemos, amigo íntimo de Caballé - dijo de determinadas sopranos vocalistas antes que intérpretes: que acaban cansando. Eso me pasa a mí, que me aburre escuchar la Norma entera de la catalana y prefiero el trabajo textual y el dominio expresivo de Callas y de Gencer .
Las más emocionantes, impresionantes Normas son la que he dicho: Gencer 1964 y Callas 1955. Nunca me cansaré de escucharlas, y sobre todo la Norma de la Leyla bajo las ordenes de Bartoletti en el Colon de Buenos Aires. Es una expresividad la de Gencer que encuentro más cercana que la de María. Puede que sea impresión mía. No lo sé, pero cada vez que la escucho junto con su Lucrezia del abril del 1970 en la Scala es una experiencia acústica inenarrable. Una Norma guerrera, espiritual, amante, doliente. Una Norma que por el color vocal que pone en determinada sección, sabe un profano que no sepa ni de música ni de ópera, sino sólo con sensibilidad, qué le pasa a este personaje: si sufre, si duda.
Según todo lo anterior, la Norma de Joan Sutherland DECCA I sería la que menos me tendría que gustar y curiosamente... no es así. Tiene el mejor "casta diva" de la discografía que se pueda escuchar, con un panissimo, posterior glissando, trino y mezza di voce no alcanzado posteriormente ni por ella ni por ninguna.