Grabación de estudio, con una calidad de sonido decente (mucho mejor que la del DVD que cualquiera puede ver en Youtube, donde hay cortes, interferencias y momentos en que el sonido se deteriora mucho).
Stella canta como cantaba ella; sin ser una soprano de primera línea, la voz, aunque un poco impersonal, en calidad es más que suficiente para abordar el rol. En cuanto a la interpretación, acostumbrado uno a las Tebaldi, Callas y compañía, la verdad es que su desempeño sabe a poco, sobre todo teniendo en cuenta el del resto del reparto. Mejor en los momentos más líricos, como el dúo del segundo acto, pierde sin embargo en los más dramáticos (yo la veo poco climática en "La mamma morta", por ejemplo, aunque mejor en el cuarto acto).
Taddei canta un Gérard referencial. Sin un instrumento tan privilegiado como los de Bastianini o Warren (bestial, por cierto, en la grabación del año anterior con Del Monaco y Milanov, con una dicción perfecta y una emisión limpísima tratándose de él), caracteriza en cambio a un personaje complejo y atormentado y hace creíbles (¡por fin!) sus vaivenes emocionales a lo largo de la obra. El "Nemico della patria" es una auténtica lección de canto y caracterización.
Del Monaco realiza la que considero es su mejor grabación operística, junto con la "Fanciulla" del año anterior; vocalmente exultante, con un pasaje libre y bien descubierto que le permite matizar el canto, no pone en cambio sus medios al servicio del exhibicionismo vocal del que muchas veces se le acusa. Sin detenerme en desarrollar los momentos en que hace gala de todo su poderío (vaya final del Improvviso), comentaré en cambio los otros, los que en cuanto a matización y abandono, no he vuelto a oírlos cantar así (ni siquiera a Gigli). Su dúo del segundo acto es extrardinario; Maddalena está llorando, "sola e minacciata", y él estalla de ternura en esa frase, "ora soave, sublime ora d'amore" con ese mezzopiano y ese temblor en la voz que nos hace creernos de verdad, una vez más, la historia entre ellos. Nada que ver con cómo lo canta en sus otras grabaciones. En "Sì, fui soldato!", sólo tres frases, "passa la vita mia come una bianca vela, essa inciela le antenne al sole che la indora e affonda la sfumante prora nell'azzurro dell'onda", justifican adquirir la grabación. Es, como su "quello che tacete" de la Fanciulla, una lección de estilo a quien cree que el verismo es bufar y mugir quiebros y sollozos aquí y allá.
Y no me enrollo. Mi Chénier favorito, y precisamente no por las voces (que van sobradas) sino por las interpretaciones; nunca me creí tanto esta historia, incluso a pesar de que Stella no rinda al nivel interpretativo del resto.