El último
Lohengrin de Bayreuth, estrenado en 2018 y que recientemente se ha editado en distintos formatos. He visto el Blu-Ray por primera vez y mis sensaciones son contradictorias. Vamos por partes.
Vocalmente me parece un ejemplo perfecto de que hoy en día, época de crisis en el canto, aun pueden hacerse cosas muy buenas. Piotr Beczala me parece uno de los Lohengrin mejores de las últimas décadas y es un placer escucharle (no tanto verle porque siempre está demasiado envarado): un fraseo muy elegante, capacidad de matizar y detalles de buen gusto es lo que aporta Beczala en una grabación que, no olvidemos, está recogida en directo (o en directos, supongo). Muy bien también Anja Harteros en una Elsa von Brabant horriblemente caracterizada (lo de la peluca azul es de juzgado de guardia) pero muy bien cantada. Otro sobresaliente para Georg Zeppenfeld, un Rey a carta cabal.
Punto y aparte para Waltraud Meier: ya no es la de los 80, 90 y comienzos del XXI pero su invocación a Wotan o su última intervención, justo antes del final de la ópera estremecen. La ovación final y la misma actitud de Meier parece asumir la misma como un homenaje general, muy bien merecido. Bien Egil Silins como heraldo y nos queda Tomasz Konieczny, Telrramund, el punto menos interesante de la velada: demasiado tosco, poco elegante, pareciendo olvidar que el mismo Telrramund no deja de ser siempre un noble, aunque esté manipulado. El coro, excelente y Christian Thielemann es el ejemplo del wagneriano ortodoxo actual que quiere guardar las esencias del maestro en su hogar sagrado.
La parte escénica... ¡ay, la parte escénica! Soy de esos a los que le encantan que me hagan pensar, que me provoquen o que incluso me agredan en una propuesta escénica; me han llamado -en este foro también- de todo: gafapasta, postmoderno y cosas similares pero reconozco que es difícil que me moleste o que me irrite una propuesta escénica pero en esta ocasión... ¿A qué juega Yuval Sharon? Trataré de explicarme.
Esta ha sido la primera vez que visto esta versión y al principio me sorprende ver que todos los protagonistas -hasta la aparición de Lohengrin- van caracterizados como insectos (creo que son moscas), con sus alas y todo. Aparece Lohengrin y este en vez de una espada lleva un rayo que simboliza la aparición de la electricidad como aparición de la luz, de la sabiduría, de la racionalidad, etc. Y yo me digo: si quieres hablar de insectos, pues hablas de insectos; si quieres hablar de la llegada de la Luz a través del proceso de electrificación, pues hablas de ese proceso pero mezclar los dos, ¿a qué viene? La cosa se complica cuando el mismo Yuval Sharon, estadounidense, redacta en el librillo que acompaña el disco que el proceso de iluminación/sabiduría que viene con la aparición de Lohengrin es similar a la que impulsó Lenin en la primera Rusia soviética. Ahí ya me quedo en schock: ¿y las moscas?
En fin, con luces y sombras pero un Lohengrin que vocalmente es excelente y que solo por ello merece nuestra atención.