Hoy, "Werther". Función de la Ópera de Viena (2020, en plena pandemia, sin público, pero con la Orquesta sin mascarillas y bien apretaditos). Grabación de Mezzo. Dirige De Billy. En la pareja protagonista, Gaelle Arquez es Charlotte, con una voz grata y una ajustada actuación escénica, poniendo de manifiesto la condición burguesa del personaje. Piotr Beczala es un Werther menos nostálgico y contemplativo que de costumbre. Canta "Pourquoi me reveiller" con la gabardina puesta (detalle muy romántico, como se ve. Si alguna vez se dejaran de fabricar estas prendas, los produccioneros se suicidarían en masa). Está muy bien en general, excepto en el último cuadro, en que no se muere muy convincentemente. Como ocurre tantas veces con esta ópera, el resto del reparto son probos cantantes desconocidos (supongo que reclutados entre las huestes de la Ópera) que oscilan entre lo aceptable (el que se encarga de Albert) y lo muy flojo (los demás).

Esto también es un gran resumen.

Una versión que es ejemplo de transición entre dos momentos históricos porque siendo todos cantantes de la misma generación algunos ya eran veteranos en el mundo de la grabación mientras que otros aparecían como discográficamente "emergentes". Entre los primeros, Edita Gruberova (1946) y Martti Talvela (1935) y entre los segundos, Gösta Winbergh (1943), al que pude escuchar en el Liceu como Lohengrin y que tiene un pase en Mozart (aunque le recuerdo un Ernesto -Don Pasquale- con Riccardo Muti delirante e incomprensible), Kathleen Battle (1948) o Heinz Zednik (1940).

La grabación es finalizada en diciembre de 1985, tres años y medio antes del fallecimiento de Martti Talvela, que hacía su enésimo Osmín. En cuanto a Georg Solti, por el que tengo evidente debilidad, poco que decir: enérgico, detallista, impetuoso. En cualquier caso esta versión no es la mejor de la obra.

Hoy me he agenciado y escuchado "Amici e Rivali", el disco de Lawrence Brownlee y Michael Spyres, realizado con la intención de revivir la antigua división de los tenores entre "contraltini" y "baritenori", vigente en tiempos de Rossini, y a la cual se debe la coexistencia de dos o más papeles tenoriles importantes en las óperas del pesarés. Se da, además, la coincidencia de que estos intérpretes han actuado en la actual temporada de Les Arts, Brownlee en "La Cenerentola" y Spyres en "Mitridate". El disco contiene fragmentos de "Il barbiere di SIviglia", "Ricciardo e Zoralde", "La donna del lago", "Elisabetta, regina d'Inghilterra", "Otello", "Le siège de Corinthe" y "Armida". Ambos dan muestras de un apreciable dominio del estilo rossiniano y de una acusada compenetración, si bien da la impresión de que se han exagerado bastante las diferencias entre ellos, tanto en lo referente al timbre como a la consistencia de la voz. Brownlee suena muy ligero, y Spyres canta algunas escalas descendentes que van desde una nota muy aguda hasta un grave casi cavernoso. Además, interpreta la parte de Figaro en el dúo del "Barbiere". En el famoso terceto de "Armida" interviene también Anduaga, que parece querer "poner las cosas en su sitio", con un timbre lírico alejado de los extremos. Interviene también la mezzo Tarra Erraugth. Creo recordar que fue aquella que un juntaletras británico intentó ridiculizar por su gordura. El disco es interesante por el repertorio abarcado y por la labor de ambos cantantes.

Bueno, hace unos cuantos años, un disco similar hubiese implicado reunir por ejemplo a Chris Merritt y Rockwell Blake.

Supongo que en la idea se trabajó con lo que hay, sopesando la vigencia en el mercado actual de los cantantes.

Alternativas a Spyres no me parece que las haya en la actualidad y un Mironov, por ejemplo no tiene tanta llegada mediática.

Korchack ya va evolucionando a tintes más líricos.

En lo de Anduaga, pues se le asignaron esas características: un tercer tenor al que no se le exige llegar a extremos agudísimos, como tampoco tiene un registro grave abismal como Spyres, que hay que señalar su cuerda de base es la de barítono, solo que "se hizo" un registro de tenor y digamos que le ha funcionado.

Mironov no tiene llegada, en general. Salvo que haya mejorado mucho.

Desde luego que un disco Blake-Merritt hubiera sido de muchos más quilates, aunque tenemos algunas gabaciones en vivo de óperas Rossinianas que reunieron a ambos tenores Norteamericanos, fundamentales en el renacimiento Rossiniano del último cuarto del pasado siglo.

Spyres, efectivamente, es un barítono, una voz construida desde el grave que cuela en el repertorio especializado de baritenore, pero sus incursiones cada vez más numerosas en repertorio romántico no me interesan nada. El primo tenore romántico ha de ser tenor-tenor y atesorar fusión de registros.
Brownlee posee buena agiliad, estilo y sentido de la línea. La falta carisma, seducción tímbrica y un punto de elegancia y variedad a un fraseo, siempre bien cuidado sin duda.

A Spyres ya le debe quedar poco como Baritenor, pues es un repertorio muy duro que "casca" mucho la voz.

Como la tengo en el abono, me he puesto a escuchar Viva la mamma, también llamada Le convenienze ed inconvenienze teatrali. Siendo de Donizetti el riesgo es mínimo.

Efectivamente, una obra desenfadada, simpática, vivaz, muy rossiniana y con un argumento con más miga de lo que parece. Estoy con esta versión (Taddei, Mazzucato, Alberti, A. Valentini, Nucci):



Pero "en concluyendo esta carta" me pondré con otras dos, ya con imágenes y la última aparentemente sin cortes:

Hoy he vuelto por enésima vez a "Rockwell Blake canta Rossini", antigua grabación casera en cassette, pasada a mp3 con buen sonido, de un programa de Fernando Fraga en Radio Clásica. Contiene fragmentos de "Elisabetta, regina d'Inghilterra", "La donna del lago", "Zelmira", "Ermione", "Semiramide" y "Armida". La extensión de la voz, la agilidad (producto de una fabulosa técnica) y el dominio del estilo rossiniano son extraordinarios. No puede decirse lo mismo del timbre, con sonidos a veces francamente feos, pero ello no es obstáculo para que la escucha se produzca una y otra vez a lo largo de los años siempre con idéntico placer.

Ahora estimado amigo, solo le falta completar la faena con el otro disco Encore Rossini!, que también grabó Blake.

Es curioso, pero a pesar de que él decía que nunca quedaba satisfecho con sus grabaciones de estudio, tuvo mayor suerte que Merritt en discos en solitario.

Blake grabó dos discos de Rossini con el sello Arabesque, más uno dedicado a Mozart, luego un disco de ópera francesa y otro de canciones de Rossini con Pappano al piano. Además de La Dame Blanche para EMI.

Merrrit en cambio solo grabó un disco con el sello Philips, en una época donde ya empezaban los problemas vocales.

Sí hizo más óperas en estudio: Ermione, Armida, Zelmira, Emilia de Liverpool, Una vida por el zar de Glinka y en su otra vida, de Schoenberg Moses Und Aron.

Ambos sí repartieron honores en grabaciones en directo comerciales, algunas de ellas juntos.

O sea, cuando ya casi no tenía voz.

Lo mismo me sucede a mí. Cada vez admiro más a Blake.
Tarda en entrar, las cosas como son, aunque luego es un cantante imprescindible.
Si alguien quiere explicar lo que se puede hacer con la técnica de canto debe poner como ejemplo a Blake. Míster fiato.

Disco que la casa Ondine publicó en homenaje al bajo tras su fallecimiento y donde se recogen tanto canciones populares finesas de Kuula o Kilpinen como fragmentos operísticos de alguno de los papeles clásicos del cantante: Osmín, Daland, Felipe II, Paavo Rutsolainen, Boris Godunov o el mercader vikingo. Un buen repaso.