Tendría que consultarlo, pero si mi memoria no me traiciona, Donizetti no tenía intención de finalizar la ópera con la pieza de lucimiento para la soprano, es decir que la primadonna no cerrara la ópera como era, prácticamente, preceptivo en la época. Por supuesto, la diva Henriette Merit-Lalande ya estaba que subía por las paredes, toda vez que su entrada en escena era con máscara o antifaz, vamos que entraba la primadonna y el público no se iba a enterar. Sólo faltaba que, encima, la dejaran sin escena final, cuando consideraba el aria di sortita ("Com'è bello") de poco lucimiento. Por tanto, Donizetti le escribe la brillantísima "Esa desso il figlio mio". Luego, como dice el Sr. Hentzau, el genio de Bergamo, en cuanto pudo, volvió a su idea primigenia.
Como hedonista irredento, mi solución favorita es la de Bonynge, combinar el largo del tenor (sublime) "madre, se ognor lontano", del que el Maestro Kraus realizaba una creación memorable, con el deslumbrante final sopranil.
Como resulta, que las cuatro veces que he visto Lucrezia en vivo han sido tres con Grube y una con Devia, por supuesto que siempre han incluido el Rondò final "Era desso il figlio mio" y que es difícil que ninguna gran soprano se prive de cantarlo, ni el público de escuchárselo.