DrakeVerne escribió:
Sr. Gouverneur, Parsifal es una curiosa derivación de la leyenda del Grial, que es un objeto que ha de ser buscado (como mcguffin de la búsqueda de la identidad personal) dado que los caballeros no lo buscan, lo tienen. Es una de las originalidades de la obra de Wagner, que no especula, ni busca pistas sobre dónde está el Grial, pues está dentro de un arcón, en un sagrario, en la nave principal, a mano izquierda, toma ya Dan Brown y Rey Arturo. Parsifal habla de iniciación (para mí es la clave) y habla de compasión (me parece exagerado dedicar cinco horas a inculcar que has de tener compasión por los enfermos y los débiles, nos lo explicaron en primero de catecismo)
En el sentido de la búsqueda del Grial no es una curiosa derivación sino más bien comparte la línea de la obra que da origen al mito. El Grial como símbolo de la iluminación no importa tanto donde está físicamente, sino donde cada uno lo encuentra. De hecho Parsifal lo ve verdaderamente en el segundo acto fuera de la Sala del Grial tras la experiencia del sentimiento de compasión al saborear en el beso de Kundry en vez de la pasión más sensual, la infinita amargura.
Mis ojos se detienen ante el Cáliz Redentor,
donde la sagrada sangre resplandece;Y para Wagner tampoco es fácil acceder físicamente a él, aunque en el primer acto haya sido conducido hasta la propia Sala del Grial. Cuando recupera la Lanza Sagrada y decide volver
una terrible maldición se apoderó de mí:
incontables peligros,
combates y luchas
me hicieron perder el camino,
y no pude reencontrarlo.Toda esta larga travesía de muchos años está espléndidamente descrita musicalmente durante el preludio del III acto.
Estoy de acuerdo en que Parsifal habla de Iniciación, como lo hablan de Iniciación las fuentes que inspiraron al compositor. Y no solo de carácter iniciático sino se podría decir que la novela de Chrétien es una obra de formación en un sentido más amplio, que explica los buenos usos y costumbres de la caballería. Y el Parisfal de Wagner es un personaje del cual podemos ver su evolución desde la más absoluta ignorancia hasta la más elevada sabiduría. Y de nuevo la partitura nos lo explica perfectamente. Un buen Parsifal para expresar esta evolución con el canto no tiene nada más que seguir escrupulosamente la partitura y nos indicará desde el ímpetu juvenil hasta la más absoluta serenidad en la madurez.
Sobre lo exagerado de las 5 horas para inculcar que hay que tener compasión, Wagner con Parsifal no quiere hacer un sermón, sino una experiencia artística sublime con la cuál uno pueda sentir y reflexionar sobre cuestiones que no se pueden ni escribir ni hablar. Solo el arte más elevado puede acercarse a dar sentido a lo inexplicable.
Sobre los textos de Gavilán del que efectivamente tengo el libro, no los veo relacionados con el posible desfase del argumento de Parsifal con el que no estaba de acuerdo. Pero continuando en matizar lo que es y no es Parsifal, con todo los errores que son inevitables en esta aventura, no estoy de acuerdo con lo que escribe Gavilán, aunque respeto mucho sus escritos.
Desde mi punto de vista la naturaleza de sus ideas religiosas no son confusas ni incoherente es su mensaje. Es habitual pensar que el eclecticismo religioso es en si mismo algo confuso, cuando realmente Wagner lo utiliza con toda la intención, para partiendo de una leyenda cristiana que nos habla del Cáliz de nuestro Señor, identificar como en sus esencias más puras las religiones confluyen.
Y por último, respecto a su último párrafo sobre el simbolismo, rebosante en toda la obra, todo parte del pensamiento simbólico medieval literario que es mucho más conceptual que plástico. En Wagner la belleza plástica y la evocación conceptual está íntimamente relacionada y es indivisible.