Como era previsible, no he podido ni escuharme entero un acto de los Meistersinger... Falta de tiempo.
He pensado en algún héroe mozartiano como marido. Una mezcla de Tamino y Figaro sería bastante ideal.
La mística Donna Anna también es muy atrayente, aunque yo creo que es un personaje que justamente nunca puede casarse (aplaza el matrimonio al final, y seguramente será un eterno aplazamiento). Tras de un amoroso lance, voló tan alto tan alto que le dio a la caza alcance, podríamos decir de ella con San Juan. Lo fascinante es que se pasa la ópera intentando llenar un vacío, y al conseguirlo, vuelve a encontrarse de nuevo vacía. Si ustedes han entendido lo que acabo de decir, les felicito, porque yo no.
La pareja que me enamora perdidamente es Lenski - Tatiana. Adoro a los dos, y querría casarme con los dos. Una de las tristezas del Oniegin, para mí, es que estos dos personajes que están hechos el uno para el otro y que se hallan en la misma habitación, no se dirijan la palabra ni una sola vez. Pero me gusta pensar que en un momento dado se miran, en medio de todo eso que está pasando alrededor de ellos.
Ya en un nivel más prosaico, me pillo uno de los soldados de Salome en el video de Sinopoli en Berlin, si tiene sentido del humor y cocina bien.