NICO escribió:
Creo que ya lo hemos comentado en el pasado, y mi postura, en este caso, es contraria a la de Tunner.
O no exactamente contraria. Yo puedo aceptar un teatro de herradura si y solo si el precio de un asiento que implique tener menor visión, refleje tal circunstancia, cosa que no pasa, y por lo tanto, para mi, lo que se hace en los teatros de herradura de forma unánime y contundente es estafar al consumidor.
No hay que hacer trampas y hay que decir las cosas como son: en un aforo como el del Real, de unos 2 mil personas, acceso al 100% de visión de la caja escénica tiene la butaca de patio y las entradas de anfiteatro muy centradas, que teniendo en cuenta que el palco real se lleva por delante dos anfiteatros al respecto, al final mucho menos de la mitad del aforo tiene acceso a ese 100%. Algunas puede que lleguen al 70, o 80 % , pero eso no es el 100, es una visión reducida y por ello vender esas entradas a 120 o 150 euros como si fueran unas entradas maravillosas, me parece una broma de mal gusto.
Si esas entradas costaran, por un poner, 20 o 25 euros, ok. No es el caso, y por tanto, estafa.
Precisamente estuve recientemente en el mencionado Bastilla viendo Ballo. Impresionante recinto y con garantía que desde el primero hasta el ultimo del alucinante aforo (debe doblar al real, por ejemplo) tienen vista del 100% de todo. Algunos mas cerca y otros mas lejos, pero todos el 100%. Para mi este es el modelo de teatro, donde todos tengan acceso a todo, a una mayor o menor distancia (y ahí es donde hay diferencias de precios, lógico), pero ver, todo.
Que un señor pague 140 euros por una butaca de un palco lateral en segunda fila donde ve ni un 20% del escenario, me parece, insisto, una broma. Y por ello estoy en contra del teatro de herradura, no ya por criterios técnicos o de sonido (ahí , ojo, generalizar es siempre peligroso, cada recinto tiene su sonoridad mejor o peor lograda)
Totalmente de acuerdo con usted Sr. NICO.
Lo hecho en España ultimamente con las obras de mejoras de los teatros de Opera , incluso el nuevo Les Arts de Valencia, es un despilfarro economico sin paliativos.