gakugeki escribió:
Estas cosas son muy personales, claro, pero yo cambio una Ponselle por todos los cantantes citados por Labrador (apreciables como son), y hasta por un puñado más que se añadan a la lista.
Pero, luego, en los años 30, es que no hay que conformarse sólo con la Ponselle, sino que, además, están Maria Müller, Traubel, Klose, Rethberg, Flagstad (en su encarnación juvenil), Björling, Pertile, Merli, Lemnitz, Vallin, Lehmann, Schumann, Lorentz, Branzell, Martinelli, Fleta, Lauri-Volpi, Hüsch, Pasero, Bockelmann, Kozlovsky, Rosvaenge, Lemeshev, Reizen, Pirogov, Mikhailov, Gigli, Schipa, y no sigo, porque es inútil. Si he llegado tan lejos es porque no deja de ser un gozo simplemente citar esos nombres y recordar su canto.
Vale que eso no quiere decir necesariamente que la actual época del canto sea un astroso antro de pinchaúvas, sino que los años treinta fueron empíreos, pero es que también están los cuarenta, los cincuenta, los sesenta... Y, claro, al final las calidades de diferentes épocas se determinan por comparación de unas y otras, más que por los valores inmanentes a cada una.
Nada más que añadir.
Solo un detalle, muy importante; hoy contamos con la escucha (casi o completa) de muchas voces del pasado, por lo que la comparación es inmediata; esto, en lo años 80, por decir una fecha, no existía.
Ahora bien, una que desearía ser optimista (egoístamente hablando, deseo disfrutar y sorda no estoy ni soy): hubo las Malibran, la Grisi, Gayarre, Caruso (de quien sí tenemos grabaciones) y más voces; las más ligeras dominaron durante cierto tiempo (Pons, Robin, por citar dos solamente) a la par que estaba Ponselle. Los años 30, ni qué decir tiene, fueron inmensos y gloriosos, pero las décadas siguientes mostraron artistas con voces y personalidad (quizá porque debían buscar su sitio ya que había competición y cualidad canoras. En breve: eran muy buenos). Puede ser que suceda algo así.
Una, al menos, lo desea. Es egoísmo puro, lo confieso. Voces arrebatadoras, con estilo, fraseo y que me cautiven, me aprisionen, con su visión (no la de quien los pone colgados de un pino en nombre de un concepto que ni siquiera comprende esa misma persona).