El problema de las relaciones entre melómanos y sus ídolos musicales, es que su música se convierte en la banda sonora de nuestras vidas. Y ya que somos capaces de elevarnos por un instante de nuestras ajetreadas vidas con esos instantes de música que nos acompañan mientras hacemos los quehaceres, o en un momento de agitación personal... es lo que hace que los autores e intérpretes de nuestra música, más cuando cuentan con casi unánime respaldo, es que una parte de nuestro subconsciente los vea como casi familia, incapaces de romper nuestros límites de comportamiento social.
En el caso de los wagnerianos, nos sucede a algunos algo parecido. El antisemitismo de Richard Wagner era no solo habitual en la Europa nacionalista y colonizadora de la segunda mitad del siglo XIX, sino también respetable y un objetivo por el racismo biológico de la época al que Wagner parece haberse suscrito, pese a estar rodeado de colaboradores y músicos judíos. Sabemos también que Wagner no es responsable de lo que un bigotudo iletrado pero inteligente hizo con su obra y su pensamiento sesenta años después de su muerte. Aun así, muchos pasan por alto el lado negativo del músico: mal amigo, robaesposas, vividor, déspota... por no hablar de que quien haya leído "El Judaísmo en la Música" termina con un mal sabor de boca porque de empezar siendo un ridículo texto termina en una dudosa invitación ¿a la integración del judío? ¿a su exterminio? ¿a su destierro?
Algo más chabacano, más groupie, pero no tan distinto sucede con los dominguistas: Plácido Domingo lleva más de cincuenta años como icono mundial, como el galán, como el latin lover, como el viril y carismático cantante, que además apadrina miles de causas caritativas, carreras, por no hablar de que en México aún se recuerda su participación tras el terremoto de 1985, ayudando él mismo a recoger los escombros con sus propias manos. Simplemente, en sus mentes, ese señor tan guapo (bueno, ya un anciano venerable) y tan buena gente ¿cómo puede ser un baboso? ¿cómo voy a desprenderme de los múltiples discos y grabaciones de ópera -donde Domingo está aún más presente si cabe que en escena, abordando repertorios que estaban fuera de su alcance en vivo- que llevo décadas escuchando, sabiendo que este señor es un viejo verde? No cabe aceptarlo. No es posible. Tienen que querer destruirlo. De ahí que curiosamente, muchos de sus defensores más virulentos son mujeres.
Ciertamente, el señor Domingo como persona puede ser tan amable con algunos y despreciable con otros como cualquiera de nosotros. Domingo no está exento de actitudes reprobables (nadie ha pensado en su esposa, por ejemplo), y por ese motivo no se puede descartar que lo que Patricia Wulf y demás señoras tenga algo de verdad. Pero también creo que todos tenemos derecho a la presunción de inocencia, y a Domingo nadie le ha llevado a juicio ni le ha acusado ante un tribunal. Tampoco nadie, ha tenido que ir la fiscalía argentina a declararlo, le está investigando por esta red de tráfico de mujeres, en la que solo se le menciona por haber contratado los servicios sexuales de una mujer, de la que no consta que sea menor de edad. La prostitución, de cuya valoración moral no vamos a hablar ahora por ser ajena a este foro, es algo que existe y seguirá existiendo lamentablemente, mientras no cambien las conductas sociales y los cánones de belleza. Pero sobre todo, que hay una diferencia entre el hecho que esté regulada y otra muy distinta el aberrante tráfico de mujeres.
Como con Wagner, y salvando las distancias, y sobretodo siendo consciente de lo difícil que es (para alguien de piel marrón y de rasgos no canónicos como los míos, y que por esa otredad que le han puesto encima, ha vivido algo de bullying racista en el colegio) tras haber leído ese panfletillo, creo que si hablamos de historia de la música, Domingo es una figura importante e imposible de obviar como ahora hace los teatros, o les teatres, o lxs teatrxs, o las teatras del Met que ni lo menciona en sus retransmisiones de vídeos antiguos, o el Real que lo ha invitado a cantar fuera de abono (muy importante es la influencia de la inculta o le inculte ministra o ministre de Igualdad) para no tener problemas, en un festival para músicos de pop. Incluso un influencer de la música como James Rhodes, tan vinculado al poder, se atreve a decir que qué asco (bueno, puedo entenderle en cuanto él ha sufrido abusos, pero no el acusar sin pruebas).
En definitiva, el día que haya pruebas visibles y sólidas de delitos sexuales contra Plácido Domingo, entonces me plantearé seriamente el dejar de ir a verlo en vivo y el dejar de defender su presunción de inocencia. Pero es imposible olvidar su arte indiscutible y su presencia en la historia de la ópera desde hace sesenta años, y de la que se seguirá hablando, con indiferencia de cómo sea como persona, aunque esto tampoco nadie quiera cuestionarlo. Como hoy se sigue hablando de Pablo Neruda, al que se le imputa algo más grave y atroz que lo que se le pretende acusar a Domingo, y nadie salvo cuatro mandarries burres y puritanes habla de cancelar su obra.
Sobre el artículo de Justo Romero... puede que tenga razón, pero egoístamente no puedo estar más en desacuerdo. Un artista de acuerdo a su edad puede reciclarse. Y sobre todo porque por edad no he podido disfrutar demasiado del arte de esta gente en plenitud. A Barenboim llevo más de 10 años sin verlo. Nunca he visto a Pollini, y a Domingo llevaba 5 años sin verlo. A Caballé la habría vuelto a ver todas las veces que hiciera falta. Precisamente por lo que él dice ... cuando ya no estén se hablará de estos excesos de vejez. ¿A él qué le importa si les aplaudimos por lo que fueron? ¿Acaso no queda técnica, una o dos notas que nos lo recuerden y que valen más que todas las carreras de las voces no de ópera, sino de operita que pasan por los teatros hoy?
Domingo, Nucci, Pollini, Barenboim y Caballé o Gruberova cuando estaban vivas, son los últimos responsables del momento en que decidan retirarse, por mucho ridículo que puedan hacer. Siempre habrá un público dispuesto a verles cuando sea posible. A ver si les dice algo a gente como Raphael o los AC/DC ¡No sale con vida del Wizink Center, se lo garantizo!
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