Llega la hora de la cena, y todos se reúnen bajo la mirada indiferente y burlona de Mme Armfeldt. La conversación intenta ser frívola e insustancial, pero todas las tensiones que existen entre los personajes acaban aflorando. Charlotte continúa con su plan de seducir a Fredrick, ante el estupor de su marido, y no deja de lanzar puyas sobre la edad de Desirée, que, a su vez, se burla de la juventud de Anne, todo de un modo bastante civilizado.
Carl - Magnus, que continuaba dándole vueltas a la historia que Desirée y Fredrick le habían contado para justificar la presencia del abogado en las habitaciones de la actriz, ve confirmadas sus sospechas cuando Fredrick se dirige a Mme Armfeldt haciendo evidente que no la conoce. El noble salta como un resorte, pero Mme Armfeldt le pone en su sitio ("¿Se dirige usted a mí? Dado el nivel de la conversación no esperará que estuviera prestando atención".
Como colofón a la cena, Mme Armfeldt informa a sus invitados de que se les va a servir un vino dulce muy especial: un regalo que el rey de Bélgica le hizo durante un período de "estrecha intimidad". Se dice que este vino tiene un poder muy especial: el de abrir los ojos hasta de los más ciegos.
Tras el brindis continúa el intercambio de flechas verbales, hasta que Henrik, el joven seminarista, no puede más, e insulta a todos los presentes, acusándoles de ser falsos e hipócritas. Cuando sale corriendo al jardín, Anne intenta ir tras él, pero Fredrick le ordena que se quede.
En el jardín, Henrik se encuentra con Fredricka, la hija de Desirée, y le cuenta brevemente lo que ha pasado, tras lo cual huye hacia el bosque. Cuando Anne, por fin, logra escabullirse, Fredricka le dice que está preocupada por él, y cuando Anne, entre risas, le dice que todo es una crisis en el amor de Henrik por Dios. Pero la niña le abre los ojos: no es por Dios, sino por ella. Ambas van en busca del muchacho.
Mientras tanto, también en el bosque, Petra, la criada, se ha encontrado con Frid, el mayordomo de Mme Armfeldt, con quien va a hacer el amor. La canción de Frid, "Silly People", fue cortada de la obra, pues se pensó que el personaje no tenía entidad suficiente para dedicarle de pronto tanto tiempo. La incluyo solo con el texto.
Silly people