Sir Colin Davis lleva más de 20 años alterando el orden de los movimientos centrales de la Séptima: ya se tocan así en la grabación en vivo del sello Orfeo del año 1987. La razón parece ser que a Sir Colin le parece descompensada la sinfonía si se interpreta tal y como Bruckner la concibió: es decir dos movimientos iniciales (el Allegro moderato y el Adagio, que en mi humilde opinión son los dos más hermosos de Bruckner) de excesivo peso, frente al otro bloque compuesto por el Scherzo y el Finale. Para mí también la decisión de Sir Colin Davis es injustificable, y casi basta para desautorizar una interpretación que, si no hubiera sido por ese "pequeño" capricho, habría sido bastante estimable: con unos crescendi en el primer movimiento bien levantados, aunque ligera de texturas, viva de tempi y alejada de las brumosas enjundias que suelen sentar bien a Bruckner...
Mucho mejor me pareció la Sexta: con las mismas características del día anterior, pero con una pulsación especial que los contrabajos parecían irradiar a toda la orquesta y que se mantuvo a lo largo de todo el primer movimiento. El mismo latido volvió en el Finale, y la sensación fue la de una interpretación perfecta. El Adagio me pareció maravilloso, pura seda; y las piruetas de las maderas llenaron el Scherzo de colorido.
Lo menos destacable de ambos conciertos me parecieron las sinfonías de Schubert; correcta sin más la Quinta, y una Incompleta de muy poco voltaje (aunque algunos amigos míos opinaban de forma muy distinta).
Yo soy un admirador, casi sin reservas, de este director. Cualquier concierto suyo me parece interesante, y con seguridad de lo mejor que puede deparar la temporada de conciertos aquí en Madrid. Es cierto que en algunos repertorios quizá no tenga la última palabra, pero en otros claramente sí. Hace dos años hizo en El Escorial una Flauta Mágica espléndida, con la misma orquesta. El año pasado le escuché una Quinta de Sibelius de esas que cortan el aliento... Como mínimo, es un placer verle dirigir: con un gesto claro y de los más elegantes que yo he visto, el control de lo que está sonando es absoluto. Creo que este año participará en la Quincena de San Sebastián, con la orquesta de jóvenes de la UE, con un programa como para no perdérselo: concierto de Sibelius, y Sinfonía Fantástica.
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