Programa
I
Benjamin Britten
Pas de Six de The Prince of the Pagodas
Frédéric Chopin
Concierto para piano y orquesta num.2 en Fa menor, op.21
Lang Lang, piano
II
Modest Mussorgsky
Cuadros de una exposición (orquestación de Maurice Ravel)
Ha sido una experiencia maravillosa escuchar a Lang Lang en el Auditorio Nacional ayer por la noche. De las que no se olvidan. Nunca antes había escuchado a este muchacho de talento interminable -ni siquiera en disco- ni leído una sóla crítica acerca de él, por lo que pude juzgar únicamente las sensaciones que me produjo en aquel momento. Y fueron intensas y todas buenas. Lang Lang parece un niño. Su sonrisa, su manera de mirar atentamente a toda la audiencia, su humildad ante el director y su aspecto desenfadado lo asemejan más a un crío en una audición del conservatorio que a un virtuoso de fama mundial. Pero es un virtuoso absoluto, y eso no es más que el punto de partida. Después viene todo lo demás, lo que no es facil expresar con palabras pero nos inunda y nos eleva de una manera única. La capacidad de crear una atmósfera mágica, de estremecer con la belleza de una nota que se deshace en el aire, de construir una obra única e irrepetible sólo para los oídos de quienes estábamos allí anoche. Eso es potestad de los grandes, y doy gracias a todas las musas del monte Olimpo por poner un piano en el camino de este chico, y a este chico y su piano en el mío.
Es parte de lo que he puesto en mi blog, que me da pereza escribir otra crónica. Obviamente, me encantó
http://llevamealaverbena.blogspot.com