Lo de las toses, carraspeos, siseos y todo tipo de ruidos es algo que, por desgracia, ya clama al cielo... La gente debe pensar que acudir a un recital pianístico, o a una función operística, o a un concierto es como ir al Santiago Bernabeu, o a la Plaza de las Ventas; y claro, pues no... Estoy casi convencido --aunque no tuve la ocasión de asistir a este evento-- que cuando Barenboim echó mano de ese recurso extremo era porque ya no podía más (como nos ocurre, por cierto, a muchos espectadores en ciertos espectáculos, donde llegas a preguntarte si no te has confundido y has acabado metiéndote en un hospital de tuberculosos). La mayoría de las toses que se escuchan en las salas de ópera y de concierto son de tipo nervioso y podrían evitarse perfectamente (con el cof, cof tradicional y mesurado, o bien tapándose la boca, para amortiguar el ruido, con las manos, una rebeca, un pañuelo, etc.). No tienen nada que ver con los ataques o golpes de tos de que habla Ramerrez, que todo el mundo (creo yo) sabe diferenciar. Y otro tanto podríamos decir de los carraspeítos y picores de garganta, que son también evitables del todo, tragando un poquito de saliva o carraspeando silenciosa y discretamente, hacia adentro y con la boca cerrada, para no molestar a los demás. Sin necesidad, por cierto, de acudir al caramelito envuelto en papel plástico, que pone en evidencia que el remedio es peor que la enfermedad. Por no hablar de los que dejan caer al suelo (¿por el aburrimiento, quizá?) las cosas que llevan encima (paraguas, programas de mano, gafas, prismáticos). Y luego están, finalmente, los que acuden a eventos de este tipo con trancazos de órdago. ¡No, señores, no! Cuando uno está en esas condiciones, lo que ha de hacer es quedarse en casa, aunque le joda por haber pagado la entrada... ¡Mala suerte!
Visto lo visto, y vivido lo vivido, para mí no cabe duda de que, en este caso, debía de tener razón il divo...
_________________ "Tornate all'antico e sarà un progresso" (Giuseppe Verdi, compositor y genio).
Esto y otras muchas cosas más en Desde el Nibelheim
|