En el terreno objetivo, es muy complicado defender la supremacía de Mozart sobre Haydn. Haydn fue considerado el mejor compositor de su época, y pocos ejemplos pueden encontrarse en la historia de la música de un compositor que haya concitado tal unanimidad de crítica musical y públic, de cualquier estamento social. Haydn fue un músico experimental, de vanguardia, a veces por obligación, como él mismo admitió. Creó, depuró y llevó a la culminación diversas formas musicales y fue un maestro de la orquestación. Era una persona culta, interesada por las diversas corrientes filosóficas y sociales de su época, y además parece que era buena persona. Quizá de lo que careció fue de cierto perfume sentimental que exhalan algunas composiciones de Mozart y que hizo que los románticos, siempre tan maniqueos, se inclinaran por rescatar a Mozart y soltar andanadas de infundios sobre Haydn (no poco tuvo que ver en ello Schumann, al que, por otra parte, adoro). Haydn, sin embargo, mucho más pudoroso, más comedido, suele dirigirse al intelecto y a una sensibilidad más prerromántica, más Sturm und Drang. Sin embargo, en algunos de sus largos o adagios alcanza abismos de profundidad inusitada. Si comparamos cada una de las facetas más importantes de su producción, en el ámbito de las sinfonías no hay color: en cantidad, variedad, osadía, tratamiento de la orquesta, originalidad y madurez Haydn gana por varios cuerpos. La música para piano solo de Haydn es uno de los corpus pianísticos más impresionantes que se han pergeñado, y quien no lo conozca ya se puede poner a escuchar desde sus obras tempranas a las más maduras por un Richter o un Brendel, y podrá darse cuenta de ello. Mozart presenta destellos hermosísimos, pero no la coherencia y la continuidad en la excelencia de Franz. En la música de camara sólo hay que presentar los cuartetos de cuerda de Haydn, que son en sí mismos una historia del clasicismo y más allá, o los tríos con piano, baryton, diversos divertimentos, para abogar por la superioridad de Haydn. También es cierto que en algunos de sus quintetos y formaciones peculiares de cámara, Mozart explora algunos rincones inéditos en el clasicismo y que son absolutamente emocionantes. En el concierto y la ópera gana Mozart de calle pero, ¿a quién no gana en su época o con quién no puede competir en cualquier otra?. En este ámbito Haydn presenta bellezas y aciertos extraordinarios, pero él mismo se manifestaría incapaz de competir con el genio dramático de Mozart (no hay que olvidar que los conciertos mozartianos están íntimamente relacionados con su produccón operística). Por último, en la música sacra Mozart debe esconder la cabeza e inclinarse ante el autor de "La Creación" y "Las Estaciones" y las misas de madurez (y no sólo de eso: Stabat Mater, Te Deum, Missa Cellensis, etc.). En fin, corto ya. Sólo me queda decir que soy mozartiano y aún así soy incapaz de poner a Mozart por delante de Haydn. Y en el campo de los ejemplos musicales es inútil poner uno detrás de otro porque hay joyas de la música en ambas partes. En el terreno objetivo, del análisis de la obra, Haydn seguramente podría ganar la competencia. Pero nos queda la bendita subjetividad y, cómo no, disfrutar de dos gigantes en uno de los momentos más apasionantes de la Historia de la Música y de la Historia en general.
_________________ Che non men che saper dubbiar m´aggrada
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