Me habían hablado muy bien de la integral grabada por la orquesta de Entschede bajo la dirección de Jan Willem de Vriend, incluso gente que sabe de mi escasa predisposición para las nuevas lecturas de Beethoven: “ya verás, no les falta pathos, ni músculo, ni contrastes”, “que no es Norrington, vaya”, cosas así. Tras oír la Segunda y la Tercera les doy la razón: no es Norrington, tiene interés, no es aburrido ni extravagante. Su planteamiento historicista se mueve más bien en una tercera vía "a la Harnoncourt", para entendernos. Los holandeses suenan bien y el sonido multicanal se agradece (tampoco es que yo sea capaz de distinguir un SACD de un compacto convencional, pero lo advierto para los sibaritas).
Sin embargo, De Vriend toma una serie de decisiones que no veo claras y que acaban situando el resultado en una calle de en medio un poco contradictoria. Curiosamente, en ese sentido me resulta menos convincente la Segunda que la Tercera, al contrario de lo que me temía a priori. Solo algunos instrumentos son claramente de época, pero todos deben sonar como si lo fueran: a la porra el vibrato. A cambio, hay que mantener el nivel de expresividad acentuando tempi y dinámicas. Eso funciona en los movimientos rápidos (a lo mejor, después de escuchar a Chailly, uno ya se ha hecho a todo), pero los centrales de la Sinfonía en Re tienden a caerse, me parece a mí. Además, hay que ser consecuente: no puede ser que en el allegro inicial se pierda el elemento contrastante respecto a la introducción lenta. De Vriend también subraya los cambios de dinámica para evitar el riesgo de blandura, pero esa cuerda tan temerosa de incurrir en "marranticismo" (como diría Zelenka) no responde con la misma energía y a veces se la lleva el viento –literalmente. También puede ser un problema de los ingenieros de sonido, pero no creo que una mesa de mezclas sea como una sesión de Photoshop. La Tercera no acusa tanto estas debilidades y parece interpretada con más convicción. Después de un primer movimiento vibrante, en la
Marcia funebre se opta por un tempo relativamente ligero que evita la sensación de desmoronamiento, pero la interpretación carece de grandeza y me parece lo más flojo de esta Heroica. No obstante, el Scherzo está lleno de energía y en el Finale se agradece la claridad del fraseo y la coherencia de las variaciones, que lamentablemente terminan con una coda un poco atolondrada.
En definitiva, versiones que deben conocer los "todistas" de Beethoven. A mí, que me puede más la libido que la curiosidad intelectual, no me importaría dedicarle una escucha al resto de la integral, pero me imagino que antes irán unas cuantas horas de las interpretaciones de toda la vida.