Desde Granada nos acercamos a Vejer de la Frontera, en Cádiz, donde transcurre nuestra siguiente zarzuela: La fama del tartanero, una de las más conocidas de Jacinto Guerrero.
La trama recuerda un poco a La del soto del parral: de nuevo vamos a tener aquí a Carlos Munguía celoso de Manuel Ausensi ya que, según las apariencias, éste le quiere quitar a la chica. Pero resultará que lo que hace es protegerla, debido a que es conocedor de un secreto. Y al igual que allí teníamos a un romancero muñidor de historias (el tío Prudencio), aquí entra en acción el Tío Latines, cotilla oficial del pueblo
Bueno, esto es lo que pasa: estamos en Vejer en 1811, en plena guerra contra los franceses. Currillo y Blanca son novios. Pero Juan León, el tartanero, también mantiene una relación nada clara con la chica, de la que, por edad, podría ser su padre. Escuchemos a Ausensi entrando en escena:
Al reir de la mañana
http://open.spotify.com/track/6WecLw984ZtVTGU2bi5aoLAparece al frente de unas tropas el capitán Luis Aguilar, amigo de Juan León, que también se encapricha de Blanca. El capitán salvó en su día al tartanero de ser fusilado por los franceses. Por ello, Juan León está dispuesto a servirle en lo que sea. Y el deseo del militar resulta ser que Juan León le preste su tartana para llevarse a Blanca.
Nada más lejos de la intención del tartanero, pero de momento, le conviene disimular. Fingiendo acceder a la orden del capitán, organiza un convite en un mesón, durante el cual aparenta ayudar a Aguilar a conquistar a la chica. Mientras tanto, Currillo se muere de celos, de rabia y de impotencia. Si ya tenía pocas posibilidades contra el tartanero, contra el capitán tiene menos que Nemorino. De hecho, acaba encarcelado por orden de Aguilar al intentar frenar sus embates amorosos. Pero el plan que efectivamente se realiza no es el del militar, sino el del tartanero, quien se lleva a la joven a lugar seguro, dejando encerrado en su habitación a Aguilar.
En el Acto II, Juan León reconoce que es el padre de Blanca, producto de sus amores con una noble, que murió cuando Blanca aún era una niña. Juan León la recogió pero desde entonces ha estado ocultando la historia. A esa mentira, que ahora se desvela, le dedica la siguiente romanza:
Mentira, mentira piadosa
http://open.spotify.com/track/7G1XXejqcBmwkz7XigluhBEl tercer acto sorprende a Juan León y Blanca cerca de Chiclana. Huyen en la tartana hacia Cádiz, pero en el camino les intercepta Currillo, fugado de la prisión, que sigue viendo todo el asunto como una traición del tartanero para alejarle de Blanca. Pese a las promesas de fidelidad de ésta, Currillo piensa que se ha quedado sin novia y se aleja, desesperado pero sin pasar a mayores.
Ya en Chiclana, se celebra un baile para festejar la victoria de las tropas españolas. Con éstas llega don Luis y se prevé un duro encontronazo entre él y el tartanero. Pero no. Juan León, convertido en una especie de supermán, ha liberado a la familia de don Luis, que estaba presa de los franceses, y a cambio el capitán concede el perdón a Currillo y cesa en sus pretensiones sobre Blanca.
"La fama del tartanero" se estrenó en Madrid, con gran éxito, el 8 de enero de 1932 con Emilio Sagi-Barba, Selica Pérez Carpio, Faustino Arregui y Flora Pereira. Jacinto Guerrero explicó que concibió y estructuró la obra en los días de un desplazamiento en barco a Buenos Aires y que la “remató” al regreso tras una visita a Vejer para comprobar la existencia de “las cobijás” (mujeres que aparecen en la obra alrededor del Tío Latines). Es una costumbre indumentaria de las mujeres de Vejer que perduró hasta hace pocas décadas, y que consistía en que, utilizando sus propias faldas, se tapaban la cabeza y el rostro con el “cobijado” al uso y costumbre árabe, dando un aspecto parecido al del burka.