Es muy curioso ver lo que opinaban unos compositores de otros, sigo un poco más con Tschaiko. Que es el objeto de mi semana, aunque lo mío más que frases son discursos jaj!
En la pared de mi cuarto podnré el retrato de Bizet al lado del de Rubinstein. A pesar del fracaso que sufrió Carmen, yo estoy convencido de haber escuchado una obra inmortal.
Estaréis contentos con esto foreros mozartianos 
Mozart no es ni abrumador ni fatigoso. Me seduce, me encanta, me enciende. Cuando oigo su música, me siento como cuando he realizado una buena acción. No podría decir en que consiste esa influencia benéfica, pero sé que existe y es benéfica. Conforme envejezco, le conozco mejor y amo más su música.
Yo me prosterno antes el gran Beethoven, pero no le amo. Desde el punto de vista de la historia de la música, no pongo en duda su importancia, pero me levanto con fuerza cuando se pretende tocar todas sus obras con el mismo entusiasmo. Su genio y su potencia creadora se manifiestan a partir de su Tercera sinfonía.
Sobre Brahms:
Me hace el efecto de un viejo religioso ruso y lamento mucho no haber sabido aficionarme a su música. Los alemanes le ponen por las nubes, pero para mí no tiene el menor encanto. Le encuentro oscuro, frío, pretencioso y sin profundidad. Su concierto para violín no me gusta más que sus otras obras. Brahms es indudablemente un gran músico, incluso un maestro, pero en él la maestría ahoga a la inspiración. Tantos preparativos y circonloquios para expresar lo que debería decirse sencillamente, acaba por aburrir...
La música de Bach, Haendel, Haydn, Glück etc. debo confesar que me es totalmente ajena...La música de Chopin me es muy poco simpática...Las obras de Grieg están mucho más cerca de mí...
Qué don Quijote este Wagner! Malgasta todas sus fuerzas en perseguir quimeras, cuando para evocar todo en mundo de ideal y belleza le bastaría con seguir la inclinación natural de su extraordinario talento. Wagner me parece que es esencialmente un sinfonista. El genio de que está dotado ha sido arruinado por las teorías que se ha forjado y está decidido a aplicar a toda costa, teorías que paralizan su inspiración. A fuerza de buscar la realizada, la verdad, la razón, ha acabado por olvidar la música, que muchas veces se busca en vano en sus últimas óperas. Yo no puedo llamar música a semejante caleidoscopio, a esa frases ondulantes que se suceden una a otra sin interrupción y no se terminan jamás, sin que el oído pueda captar la menor forma musical o percibir una amplia melodía bien redondeada, sin conceder un minuto de reposo para el cantante, que necesita correr sin cesar detrás de la orquesta y procurar no perder su nota, que no tiene más importancia en la partitura que la menor nota de la cuarta trompa. Pero no cabe duda de que Wagner es un maravilloso sinfonista...
Opinando sobre el grupo de los cinco:
Borodín? Bien dotado, pero tiene ya 50 años y el ciego destino le ha asignado un sillón en la Academia de Medicina en lugar de una carrera de compositor. Excelente músico, no puede, sin embargo, escribir una sola línea sin que le ayuden...
Cesar Cui? Su música es elegante coqueta, acicalada, pero qué se puede esperar de un profesor de fortificaciones absorbido por los cursos que da en todas las escuelas militares de S. Petersburgo?
Mussorgsky? Ciertamente tiene mucho más talento que los otros dos, pero le falta por completo el deseo de perfeccionarse y además es un hombre demasiado imbuido de si ismo y de las ineptas ideas de quienes le rodean. En fin, es una naturaleza baja, enamorada de todo lo tosco, desaliñado y rugoso. Se jacta de su falta de cultura musical, parece orgulloso de su ignorancia, escribe todo lo que se le ocurre, convencido de la infalibilidad de su genio. Con frecuencia tiene intuiciones originalísimas. Su vocabulario es feo, pero nuevo...
Que triste fenómeno! Tantos hombres de talento de los que aparte Korsakov, apenas nos atrevemos a esperar algo serio! Tantos talentos no desarrollados, mal formados, o prematuramente marchitos...
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¡Más alto! ¡Todavía oigo a Madame Schumann-Heink! 
