Llevo 8 días completitos de música: 2 óperas y 2 conciertos sinfónicos.
El Martes 29 de septiembre, Norma en Bilbao. El sábado 3 de octubre, La Boheme en Irún. El lunes 28 de septiembre, sinfónica de Euskadi, en donostia, tocando al 1ª de Beethoven y la 1ª de Mahler (nunca he visto tan mal a la orquesta... y aún así la obra te hace disfrutar hasta niveles inimaginables). Y ayer, Lunes 5, otra vez la sinfónica de Euskadi.
El concierto, que dirigía Andrey Boreyko, comenzó con el 2º concierto de piano de Rachmaninov (aunque en el programa de la temporada figuraba el 2º de Brahms... con el cambio yo salí ganando) interpretado por la guapa (y más mayor de lo que pensaba... 40 años! Puesqué bien que está!) Hélène Grimaud. Yo estaba en 3ª fila, lateral, para poder verle mover los dedos sobre el teclado. Hizo cosas que me gustaron y cosas que no tanto, cosa normal en una obra como esta.
Y la 2ª parte fue la 1ª sinfonía de Tchaikovsky, Sueños de invierno. Me encantó Boreyko, su forma de overse, de saltar, de recoger el sonido con las manos... se notaba que disfrutaba a tope de la obra, que la vivía.
Pues bien, parece que nunca vamos a aprender. A lo mejor los presetes no recordaban el cocnierto de que Baremboin dio en la quincena hace apenas 2 meses, que cuando comenzaba la sinfonía fantástica, tubo que parar y volver a empezar porque sonó un movil (el 2º en la noche... y no fue el último!
). Conseciencia: mosqueo y nada de propinas. No, seguimos sin aprender. Llevábamos como unos 10 min. del 2º movimiento, cuando suena un movil. Sonito de estos de tfno viejo. Suena como 5 veces, y el dueño (o dueña, o lo que fuera) no hizo nada. Inmediatamente, suena otro, con el tono de nokia. Otras 5 veces. Esta ya fue demasiado, Boreyko se giró y detubo a la orquesta.
Una auténtica vergüenza. El público comenzó a aplaudir y hubo algún grito de Fuera! (qe no fue efectivo... nadie se fue!). Era evidente el mosqueo del director, que le hbían arruinado el momento catárquico que vivía. Hala, a coger un compás por ahí perdido en medio de la obra y seguir tocando!
Yo soy el y me piro. Pero calro, como soy público, no me hubiera gustado que pasara eso. Me hubiera cargado al (o a la) del móvil.
Encima, pocos aplausos para lo habitual en Donostia (ni un bravo para la Grimaud!).
Creo que mi mosqueo no es nada raro!