La previa: un concierto el lunes en Barcelona de los 12 violoncelistas de la Filarmónica de Berlín, que hizo aún más deseable el concierto del miércoles.

El concierto en Zaragoza empezó con una obra que no conocía, San Francisco Polyphony, que me sonó francamente bien, pero eso, no la conocía; siguió con el concierto no. 4 para piano de Beethoven y ahí sí que pude valorar el sonido de la orquesta, preciso y equilibrado; Mitsuko Uchida me gustó pero no me deslumbró. La segunda parte era la segunda sinfonía de Sibelius, una versión bastante rápida (hace unas semanas había escuchado otra, dirigida por Kitajenko, lenta y tensa) con muchos matices, preciosa. Salí enamorada de la cuerda. A juzgar por la sonrisa de los asistentes a la salida, no fui la única que se enamoró. El lunar del concierto, la no propina de Mitsuko Uchida, pese a que el público lo pidió con insistencia; ¿es habitual que no las dé?

Crónica social: tuve ocasión de saludar brevemente a Jendeliano y de compartir charla y concierto con Johnny Guitar, muchas gracias por todo. Stiffelio, habrá más oportunidades

Claro que las habrá, y más disfrutando de tu compañía

Acabo de saludarte -en otro hilo -y poner una breve sensación musical.

había un español en la percusión pero con tanto rubio en su melena no creo que fuera él precisamente

Un tal Marinus Komst. Podría ser primo hermano de Leo Beenhakker.

¡Qué rabia no haber podido escuchar a los berlineses! ](*,)

Ya sé que está feo pero... ¿alguien se atreve a dictar sentencia en el duelo de grandes orquestas?

Creo que gana, en la tanda de penaltis la de Berín frente a la holandesa. pero son tan buenas...

Esta mañana, en el Auditorio, concierto de la ONE bajo la batuta de Sylvain Cambreling. Este director va a ser uno de los habituales del Real en la era Mortier, y al parecer el San Francisco de Asis que algunos esperamos con gran interés se va a hacer bajo su dirección musical. En el programa, los cuatro interludios marinos de Peter Grimes de Britten, el concierto para violonchelo de Saint-Saëns y la 3ª (Renana) de Schumann. Me han gustado las maneras de este director, especialmente en la obra de Britten, esos cuatro a la manera de dibujos sinfónicos casi debussianos, impresionistas y descriptivos, que funcionan muy bien como pieza de concierto. El concierto de Saint-Saëns es breve (20 minutos) y se ejecuta sin pausa entre sus tres movimientos (Allegro, Allegretto y un peu moins vite), y ha sido muy bellamente interpretado por la joven solista Marie-Elisabeth Hecker. En la obra de Schumann, director y orquesta han logrado una especial impresión de unidad y coherencia, y una gran fluidez. Un concierto interesante para ir conociendo a Cambreling.

¿Buenas impresiones, entonces, de cara a la ópera?

Cambreling es un gran director. Lleva ya unas tres décadas haciendo cosas muy buenas. Si no me equivoco, ha sido (y quizá sigue siendo) el director titular de la Monnaie de Bruselas. Si se deja caer por el Real con Mortier, será un estupendo fichaje.

A mi me ha parecido un director muy interesante y muy solvente, en el Auditorio había esta mañana muy buena impresión. Como señala Spinoza ha sido director en la Monnaie, ha dirigido en Salzburgo, en el festival de Ruhr, en París con bastante frecuencia; según dice Vela del Campo hoy en El País ha conseguido un importante reconocimiento por su grabación de la integral de la música orquestal de Messiaen, ha dirigido y dirige en Alemania (titular de la Orquesta de la Radio de Baden-Baden y Friburgo) y se va a hacer cargo de una importante orquesta japonesa. Supongo que los que ya han juzgado la gestión de Mortier antes de empezar también estarán predispuestos contra Cambreling, pero yo creo que habrá que escuchar primero. Mi voto de confianza sí lo tiene.

Yo también había leído el artículo de Vela del Campo. S. Cambreling ya tiene carrera, no es ningún novato. Yo tengo una grabación suya de Sapho de Gounod del 79.

Acabo de aterrizar de un recital de piano de Vincenzo Balzani y todavia flipo.¡que tio! Una especie de mezcla entre Horowitz y Gould. En el programa dos sonatas de Beethoven Claro de Luna y otra que no recuerdo, Invitacion a la danza de Weber, Valses poeticos de Granados y para terminar un arreglo sobre el Danubio Azul, tocado al estilo Harpo Marx. Lo ha tocado todo de un tirón sin hacer pausas entre las piezas por lo cual era imposible aplaudir. Y al final no ha hecho ningun bis y se ha ido por donde ha venido sin salir a saludar.

Educación 0
Virtuosismo 10

Auditorio de Zaragoza, miércoles 3 de marzo

YO-YO MA / KATHRYN STOTT

Programa

Sonata en la para Arpeggione y Piano, D. 821, F. Schubert
Sonata en re m., Op. 40, D. Shostakovich
Le Grand Tango, A. Piazzolla
Bodas de Prata & Quatro Canto, Gismonti/Carneiro
Sonata en la para Violín y Piano, C. Franck

Casi no me acuerdo que tenía entrada para este interesante concierto. La había cogido especialmente por Yo-Yo Ma, un referente para mi en la interpretación con violonchelo. Y no me decepcionó. Estuvo impresionante, casi sin mirar a las difíciles partituras que interpretó en compañía y muy compenetrado con Kathryn Sott, excelente pianista. Pero el virtuosismo estaba del lado del estadounidense. Si Schubert lo bordó en Shostakovich estuvo sublime, lleno de matices y de detalles. Impresionante. Piazzola dejó que la pianista luciera sus virtudes en este caso acompañada de Ma. Más floja, para mi gusto, la segunda parte pero también muy interesante la sonata de Franck.

Por compromisos anteriores tuve que salir pitando al final sin oír las propinas que seguro que alguien comenta aquí.

Totalmente de acuerdo con Sitefilio, aunque a mi Piazolla no me acaba de gustar como compositor .
Con un público desbordante de aplausos -mucho espectador joven que animaba con bravos y aplausos a los interpretes- los músicos ofrecieron tres bises. Tres propinas que consistieron en arreglos para cello y piano de Liszt, ¿Falla? al menos era música española y Tchaikovski.
Un buen concierto

Este fin de semana en el Auditorio, concierto de abono de la Orquesta y Coro Nacionales, con Las Estaciones de Haydn en el programa. Un Haydn crepuscular busca el renacimiento de un género glorioso en el pasado, el oratorio. El resultado es una obra descriptiva sobre el paso del tiempo y el trabajo de los hombres, impregnada de un lirismo dulzón y decadente. Tiene algunos momentos bellísimos pero peca también de cierta reiteración en las ideas y motivos músicales. Se escucha con gusto y es una obra perfecta para la mañana de un domingo preprimaveral. La lectura de Pons ha remarcado las cualidades más descriptivas y coloristas de la obra, con una orquesta muy concentrada y un coro estupendo. Merecen especial mención los solistas, sobre todo la soprano María Espada (que ha sustituído a la inicialmente programada Elena de la Merced), pero también el tenor Agustín Prunell-Friend y el barítono Josep Miquel Ramón.