Gino escribió:
De la extrema complejidad del "Anillo" no hay quien dude. Ahora, mi tesis es que una vez el oyente se ha abierto paso por la misma, el efecto de la experiencia es menos importante y perdurable que el de "Winterreise". Frente al fin de la propia existencia, el cataclismo del mundo de los dioses se antoja trivial.
¡Coño, al final va a resultar que el egotista es usted, y no Wagner! Vaya preocupación por lo propio...
No, ahora en serio... Es que, en mi modesta opinión, no es del "cataclismo del mundo de los dioses" de lo que, en el fondo, se habla en la
Tetralogía, sino de la redención del ser humano y de cómo ésta puede obtenerse a través de la entrega absoluta y del amor (ejemplificados en el acto sacrificial de Brünnhilde)(*). Lo del Walhalla, los dioses, los gigantes, el Ragnärok, el oro y los nibelungos no son más que
atrezzo (impresionante como pocos, eso es cierto) para hablar de cosas tan humanas y trascendentes como son la explotación del hombre, la corrupción de la sociedad, el amor sin límites ni cortapisas, la entrega a los demás, los efectos de la codicia, la necesidad de crear un mundo nuevo (más justo y mejor), las ventajas e inconvenientes de verse sometido a ciertas normas (que no las Nornas), etc.
En fin, no sé... Que lo que tanto espanta a muchos de ustedes (la épica, el mito, la grandilocuencia) no es más que el exoesqueleto en el que se encierra el verdadero meollo de la cuestión, la pulpa del fruto: esto es, los grandes problemas existenciales que siempre han acuciado al ser humano (la muerte, el amor, la vida, la justicia, etc.).
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(*) Imagino que ya se habrán percatado de lo cerca que se halla esta cuestión del problema fundamental del cristianismo sobre la salvación a través de Cristo-Jesús.