Habíamos dejado a Haydn, con 29 años, recién contratado por el príncipe Paul Anton Esterházy.
Los Esterházy eran (son) una familia húngara, primero condes y más tarde príncipes, en agradecimiento a su inestimable ayuda en la lucha contra la invasión turca; eran ricos y poderosos hasta decir basta, amantes de las artes en general y la música en particular; por supuesto, tenían su propia orquesta, su propio coro y una biblioteca musical llena de tesoros. Su
Kapellmeister en 1761, Gregor Joseph Werner, se había hecho mayor para seguir ejerciendo como tal, de ahí que contrataran a Haydn para que se hiciera cargo de buena parte de sus tareas; el príncipe Paul Anton tuvo la delicadeza de mantener el cargo y el sueldo de Werner hasta su muerte, por lo que Haydn entró en la casa de los Esterházy como vice
Kapellmeister.
El contrato que firmó Haydn se conserva todavía; entre otras cosas (algunas de ellas muy curiosas) establece que trabajará en exclusiva para el príncipe, que compondrá todo lo que este le pida (se disponen dos visitas diarias de Haydn al príncipe por si este quiere encargar alguna obra o un concierto) y que ninguna de sus obras podrá ser copiada o salir de la corte. El sueldo no era, según los entendidos, demasiado malo, y se concede a nuestro héroe un rango de "oficial'', por encima de la mayor parte del servicio doméstico (como habíamos comentado, los músicos formaban parte del servicio, lo mismo que los cocineros, las doncellas, el mayordomo o los limpiabotas, aunque en el servicio también había clases y muy rígidas).
A los pocos meses de firmarse el contrato muere el príncipe Paul Anton, y le sucede su hermano Nikolaus. Parece ser que este cambio fue bueno para Haydn, tanto en lo personal como en lo profesional; sabemos que el nuevo príncipe dobló el sueldo a Haydn (recomendandole que no se lo dijera al
Kapellmeister Werner) y que era generoso con las pagas extras. También está documentado que reconstruyó su casa cuando se quemó y, lo más importante de todo, que hizo la vista gorda con la claúsula de exclusividad que había impuesto su antecesor permitiendo que salieran de la corte obras que por contrato eran suyas y nada más que suyas. En este caso la generosidad no era tan desinteresada: no basta con tener un músico estupendo a tu servicio si nadie se entera de que es estupendo; al príncipe Nikolaus le encantaba presumir, y las filtraciones de las obras de Haydn aumentaban su prestigio. Sobre las relaciones personales, fueron más que buenas, seguramente hubo entre ellos una cierta amistad más allá de las relaciones musicales (tocaban juntos a menudo), si no no acabo de explicarme episodios como el de la sinfonía de Los adioses; Haydn tenía que estar muy seguro de que el príncipe lo iba a encontrar divertido y no los iba a poner a todos de patitas en la calle (el contrato especificaba que el príncipe podía despedir a Haydn de un día para otro).
La mayor parte de las obras que Haydn compuso en los primeros cinco años al servicio de los Esterházy era música orquestal, puesto que la música religiosa se encargaba a Werner, y la música vocal se reservaba para acontecimientos especiales. Entre ellas, unas veinticinco sinfonías, como la sinfonía
H I:22, ``Der Philosoph'' o la
H I:31, los dos primeros conciertos para violín, el concerto para violoncello en Do mayor, H VIIb:1 (precioso el
adagio, interpretado aquí por Jacqueline du Pré), algunos tríos para piano y, por supuesto, docenas de obras para baritón.
El baritón era un instrumento parecido a la viola de gamba, ya muy demodé en la época, por el que el príncipe Nikolaus sentía pasión. Y como tenía pasión y tenía a Haydn para componer y tocar con él, se pasaban las tardes trío tras trío; aquí tenemos una brevísima muestra, el
presto del trío para baritón, viola y cello, H IX:8
Réplica del baritón de Nikolaus Esterházy. WikipediaY así fueron pasando los años, hasta que en 1766 sucedieron dos cosas muy importantes para Haydn: su ascenso al fallecer el
Kapellmeister Werner y el traslado de la corte Esterházy a una nueva residencia.