Bueno, vamos allá con la crónica.
Das Gehege/Salomé, Bayerische Staatsoper, 29/07/2008
Ficha técnica
Das Gehege, de Wolfgang Rihm
Anita: Gabriele Schnaut
Der Adler (bailarín): Steven Barret
Puesta en escena: William Friedkin
Orquesta de la ópera de Baviera, dirigida por
Kent Nagano.
Salomé, de Richard Strauss
Salomé: Angela Denoke
Jokanaan: Alan Held
Herodes: Wolfgang Schmidt
Herodias: Iris Vermillion
Narraboth: Wookyung Kim
Angel de la muerte (bailarín): Steven Barret
Puesta en escena: William Friedkin
Orquesta de la ópera de Baviera, dirigida por
Kent Nagano.
Como sabeis, era mi primer visita al National Theater. Edificio magnífico como él solo, servidor llego después de sus clases del Goethe, mochila incluida (no pude ir vestido de etiqueta
). Desfiles de trajes de noche, esmoquines y compañia a las 7 de la tarde, copas de champan incluido. Todo muy propio vamos. Se sentía uno como Cenicienta, salvo cuando entré a mi sitio en patio de butacas, buenísimo y dignisímo, entre ancianas damas decrépitas con escotados trajes de noche
Das Gehege fue la primera parte de la noche. Como sabeis, es una obra que el propio Nagano encargó a Rihm para estrenarla en la Bayerische. Cuenta las extrañas relaciones de una mujer, Anita, con un pájaro, un halcón. La obra es un diálogo de una media hora de esta mujer con el ave, con palabras que van desde el amor al odio, odio que termina por consumir a la mujer, que asesina al halcón. Obra muy curiosa, a mi me gustó bastante. No estoy acostumbrado a la ópera contemporanea, lo reconozco, pero no se me hizo ni fea ni pesada. El texto de hecho tiene versos muy interesantes. Ya os transcribiré alguno, que compré el libreto de ambas (gran libro editado con muchísimos artículos y referencias).
Vocalmente sólo había una protagonista, porque el halcón es un personaje mudo, interpretado por un bailarín. Gabriele Schnaut fue la encargada de dar vida a la torturada mujer. ¿Y qué decir? Pues que esta mujer sigue cantando igual de mal que siempre, vibradísimo todo y a grito pelado. Eso sí, sus interpretación quitaba el hipo, creaba momentos de tensión bastante interesantes. Además es un rol muy recitado, así que pasó sólo algunos problemas. La anécdota es que cuando salió a saludar, se fue hacía atrás del escenario, tropezó con un escalón, giro sobre sí misma, se cayó primero de culo al escalón y después de boca al suelo, al ser irregular el escalón. El teatro contuvo la respiración un momento, pero ella se levantó como si nada y volvió a saludar.
La puesta en escena de Friedkin me resultó interesantísima, pero más en Salomé que en Das Gehege, así que la comentaré al hilo de esta última.
Salomé era el plato fuerte de la noche. Según me comentó Le Gou, la primera función, la del 27, había sido un éxito total, así que grandes cosas se esperaban. Y no decepcionaron.
Se abre el telón y aparece un precioso patio porticado creado a base de perspectiva, iluminado en negro y azul, en el que se halla Narraboth. Este personaje, uno de mis preferidos, interpretado por el chico oriental antes citado, en su dia ganador de Operalia, iba vestido de plateado (en juego de colores era muy interesante, ya lo veremos, y cantaba a la luna muy pero que muy bien. Como muchos tenores orientales, muy perfecto técnicamente, aunque algo frio. Desde el interior, se escucha la voz de un
Alan Held al que había escuchado en directo como Don Pizarro en Sevilla y en radio por el Wotan. Y mis impresiones se reafirman: una voz muy interesante, un cantante de carácter, pero apurado por arriba.
Click en el link para ver una foto grande de la escena descrita
http://www.stevenhumes.com/Salome.jpg
La aparición en escena de
Denoke no se hace esperar. Vestida de negro (la única junto con el Angel de la Muerte), esta mujer tiene un talento escénico maravilloso. Desde su salida deja claro que su Salomé es una persona frívola y voluptuosa, que busca el placer ante todo. Juega con Narraboth de forma muy erótica y consigue lo quiere: ver a Jokanaan. Y pedazo de la salida la de Jokanaan. La tierra se abre y sale una enorme roca, bajo la cual está el profeta, cargando con la misma, todo bajo una luz verde. Fue impresionante ver a Held bajo esa enorme roca, esa enorme carga simbólica, empezar a cantar. Creo que soy de los pocos que le tiene cariño a Jokanaan, y que considera que las partes escritas para él son de las más bellas de la obra.
Held construyó un personaje serio y digno, pero lejos de los iluminados que acostumbramos a ver. Era un personaje fuerte y violentó, capaz de tirar a Salomé por los suelos, capaz de ser tentado por ella, pero también capaz de referirse al Mesías con enorme dulzura.
Denoke, impasible, le pide su boca, le seduce, deja ver sus encantos (aun no sus mamellas
). Esta mujer tiene una voz rara, unos armónicos extrañísimos, a y a veces portamenta, pero es enormemente atractiva y te engancha.
El profeta maldice a Salomé, y estas son la únicas palabras que parecen afectar un poco a la princesa. La escena y la luz vuelven a cambiar, se enrojecen y el patio porticado se mueve para dejar paso a una serie secciones de cubo concéntricas. Y aparece Herodes...
Y el resto esta tarde, que he quedado en media hora y aun me tengo que duchar
No queda el impresionante final, el horror de W. Schimidt y algunas impresiones más sobre la puesta en escena.