Sigamos.
Herodes era
Wolfgang Schmidt, antaño pseudo heldentenor martillo de ortodoxos wagnerianos
Si ya era malo entonces, hoy es peor. Un vibrado constante, y una voz horrible en todos los sentidos. Menos más que es un papel muy recitado y se hizo menos insufrible. Eso si, retrato perfecto del déspota Herodes, sádico y perverso, moralmente decadente y concupiscente
. Herodias era
Iris Vermillion. POR FIN una Herodias que es a) joven y b) no es una gran soprano en retirada (vease Varnay), sino una grandísima mezzo con una enorme carrera por delante. Es la segunda vez que la veo (la otra vez fue en la Damnation de Faust) y cada día me gusta mas. Un color oscuro, una voz muy bien manejada y una gran expresividad. Será Brangäne en el Tristán sevillano del año que viene.
La escena del diálogo entre Salomé, Herodes y Herodias discurre mientras Denoke sigue sentada a la entrada de la cueva de Jokanaan y sólo se mueve para asustarse por las intervenciones de éste.
PRECIOSA la escena de los judíos, no por ella en sí, sino por la aparición de los discípulos de Cristo. Vestidos con hábitos blancos, su "Der Messias ist gekommen" hizo que se me saltaran las lágrimas.
Y aquí un paréntesis. Friedkin y Nagano han planteado la obra desde una perspectiva muy interesante, que es la dualidad Dios-Pecado, pero no como acostumbramos a ver en Salomé. No, aquí Dios está presente, Cristo camina por el mundo. Los mejores momentos orquestales, donde Nagano sacó el mayor lirismo, donde la orquesta sonaba mejor, donde se te encogía el corazón, fueron el citado de los discípulos y gran parte de la escena de Jokanaan, cuando le dice a Salomé que se salve, que le busque a él. Para mí al menos fue realmente impresionante, de esas cosas que hacen que se te salte la lagrimita. Además, todo ello estuvo acompañado con un acertadísimo juego de luces y colores, de distintos colores asociados a los personajes.
Ich bin bereit, Tetrarch. Y comenzó a bailar. Y el escenario se fue enrojeciendo, y velos, 7 velos, cayeron del techo. Con ellos Salomé sedujo a todos los personajes de la obra, Herodes, judíos y al mismísimo Jokanaan, o al menos lo intentó. Salvo a los discípulos, a los que intentó acercarse y no pudo. En el último momento, despelote y tetas fuera. La orquesta, más lenta de lo que acostumbramos, pero muy interesantes los matices que sacó Nagano en algunos momentos. La Denoke sacó sus mejores armas escénicas y al final, bajo una luz rojo intenso, nos enseñó sus mamellas
En todo el baile, el bailarín que representa al Angel de la Muerte, omnipresente desde que entra Herodes en escena, dirige la danza. Ya son suyos...
En la siguiente escena, quizás fue donde le faltó algo de garra a Denoke, quizás preparandose para la escena final. Pero es por ponerle un pero vamos
No estuvo lo rotunda que yo esperaba apelando al verdugo y exigiendo la cabeza del Bautista.
Eso sí, la cosa cambió en la escena final. Aquí puedo decir poco. La escena, en azul, nos la presenta sola, con la cabeza de Jokanaan entre las piernas, hablando al público. Tour de force para Denoke, que solventó bien hasta los agudos, que no sabía yo como le saldrían. Supo apianar y matizar cuando supo, e hizo un par de notas a media voz preciosas, recordando que Jokanaan nunca la miró. Crescendo orquestal increible para las últimas frases de la obra "Ich habe deinen Mund gekusst". Momento en el que Herodes, que lleva un rato presente, ordena la muerte de la princesa.
Seis verdugos, vestidos con capucha, la rodean. La escena la domina el Angel de la Muerte desde un lado. En ese momento éste saca la linterna de Anita de Das Gehege e ilumina lo que un verdugo tiene en su mano, que no es ni más ni menos que la cabeza de Salomé.
Telón.