New York, Metropolitan Opera House. 19 de marzo de 2008.
La Traviata.
Director escénico: Franco Zeffirelli.
Director Musical: Marco Armiliato.
Violetta: Ruth Ann Swenson; Alfredo: Matthew Polenzani; G. Germont: Dwayne Croft; Annina: Kathryn Day; Flora: Leann Sandel – Pantaleo.
Recién llegado y todavía con el Jet Lag, me atrevo a lanzar mi segunda crónica.
Aprovechando un hueco en mi estancia en New York, me dirigí con ilusión a conocer el Met. El edificio, proyectado por Wallace K. Harrison, tiene cierto interés desde el punto de vista arquitectónico. La sala es enorme, pero resuelta a una escala muy humana, de manera que resulta acogedora. La acústica es, efectivamente, muy buena. Las voces salen proyectadas como un cañón, incluso desde las últimas filas del patio de butacas. El aparataje escénico es impresionante, un derroche tecnológico. Todo muy yanqui.
Lo primero a destacar, las diferencias entre el público europeo y americano. Pude ver a mucha gente entrando y saliendo a mitad de acto, o sentándose con la música ya sonando. También me sorprendió una señora comiendo una especie de magdalenas, y sobre todo una mujer de avanzada edad que se tarareó toda la ópera, pese a que sus vecinos le llamaron la atención un par de veces. Lo curioso era que lo hacía con un pelo de retraso, generando un efecto fugado contrapuntístico la mar de interesante…
Bueno, pensándolo bien, todo esto también pasa en Europa
.
En cuanto a la puesta en escena: lo normal con Zeffirelli, tradicional, recargada, extremadamente detallista aunque, para mi gusto, un tanto rancia. No aportó nada destacable salvo meticulosidad y fidelidad a la época (que, tal y como está el panorama, no es poco). En esta ópera hay margen, el tema de lo inevitable e inexorable de la muerte, pese al velo de alegría festiva y romántica que parece querer cubrirla, da para mucho (pero sin pasarse, ¿eh?, ojo con los Bieitos). Encontré propuestas interesantes, por ejemplo, en la escenografía de Salzburgo, aquella con Netrebko y Villazón. Eso sí, había que oír los “¡Oooooooooh!” del público americano cada vez que subía el telón
.
En lo musical, buen nivel en general, aunque no creo que ésta pase a la historia de las traviatas. Lo mejor, la dirección de Marco Armiliato. La orquesta sonó muy bien, dirigida con gran delicadeza, muy ligera en las partes más festivas, muy expresiva en los momentos más dramáticos, para lo cual Armiliato jugaba con las dinámicas de manera espectacular. No tapó ni una sola vez a los cantantes y los arropó en todo momento.
Ruth Ann Swenson, habitual en la casa y que venía de una indisposición por la cual no pudo cantar dos días antes, hizo una buena Violetta, especialmente en los actos segundo y, sobre todo, tercero. En el primero pasó algunas dificultades en los agudos y agilidades, sobre todo en Sempre Libera, pero a medida que el rol se puso más dramático mejoró bastante, apoyada en una interpretación muy convincente, apagando cada vez más su vitalidad vocal hasta el desenlace. Por cierto, me comentaron que acaba de superar un cáncer. Ovación al final.
Solamente aprobado raspado el Giorgio Germont (el otro protagonista de esta ópera) de Dwayne Croft, también fijo en el Met, que apareció muy plano, aséptico. Se defendió con corrección, pero le faltó distancia, autoridad, aristocracia y cierto despotismo. No deja de ser el malo de la película, y para ello hay que poner toda la carne en el asador.
Matthew Polenzani es un tenor lírico que cantó su Alfredo con gran suficiencia, dejando su mejor momento en un magnífico De’ miei bollenti spiriti. Intentó matizar constantemente, mostrando grandes recursos expresivos. Como pero, no mostró gran facilidad en los agudos. Su interpretación fue elegante, en un papel al que no le van nada los histrionismos. Los celos y el enfado de Alfredo, para mí, deben ser manifiestos pero contenidos. En conjunto, una actuación también notable y una buena ovación. Creo que es un tenor a seguir en el futuro.
El resto del reparto cumplió con sobriedad, destacando una convincente Flora. El coro bien, sin problemas.
En fin, perdón por el ladrillo, pero es que una primera visita al Met da para muchas sensaciones.
Un saludo.
P.D.: ¡Qué temporada tiene esta gente!
P.D. 2: Nota del programa de mano: “
The great Licia Albanese holds the record for most performances of the role at the Met (87), followed by American beauty Anna Moffo (80) and Spanish femme fatale Lucrezia Bori (58 ).”